Arrancan las elecciones

16 de Abril de 2024

Juan Antonio Le Clercq
Juan Antonio Le Clercq

Arrancan las elecciones

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El escenario está prácticamente listo para la carrera presidencial. Sólo queda conocer si los precandidatos (eufemismo que quiere disfrazar decisiones cupulares y cargadas de militantes) tomen su protesta formal como abanderados de sus respectivas coaliciones.

En la tradición más rancia del priismo de mitad del siglo XX, Enrique Peña Nieto ha marcado el rumbo de su partido, apostando por un tecnócrata que se presenta, como no priista, aunque navegue como pez en el agua entre los sectores del partido. Su discurso rector se limitará a reivindicar continuidad sin sobresaltos. Su margen de oportunidad depende de azuzar el temor a Morena y robarle votos a Anaya de panistas descontentos.

En el PAN se ha impuesto Ricardo Anaya, pasando por encima de figuras con mayor popularidad como Margarita Zavala o más recursos como Rafael Moreno Valle. Los principales méritos del precandidato panista se limitan a su capacidad para aplastar a sus rivales, utilizar la estructura partidista para sus fines personales y articular al PRD y Movimiento Ciudadano en torno a su figura. Su discurso consistirá en afirmar el cambio a través de una coalición gobernante y una agenda ciudadana, pero que en realidad también se siente cómoda con la continuidad. Su Margen de oportunidad depende de la forma en que se presente como alternativa a Morena y logre movilizar el voto descontento con Enrique Peña Nieto.

Finalmente Morena, en un acto meramente simbólico, en una fecha cargada de simbolismo religioso y popular, simplemente oficializó la tercera candidatura de López Obrador. Su discurso afirmará la necesidad de cambio a través de la visión del líder y la promesa de un mejor futuro reafirmando las glorias de un nacionalismo de otros tiempos. Su margen de oportunidad radica en su capacidad para convencer a los descontentos de la necesidad de un cambio radical, al mismo tiempo que se garantiza certidumbre al sector privado.

Todo hace pensar en una carrera entre tres, aunque esto dependerá de que Meade pueda levantar a pesar de su falta de carisma, que López Obrador evite la tentación de autosabotearse y que los gobernadores panistas al final le cumplan a Anaya y le entreguen su apoyo en julio. Por su puesto, también jugarán su parte candidatos independientes como Margarita Zavala o El Bronco y habrá que ver cuántos votos logran arrancar a sus rivales y quien terminan por afectar.

Tenemos listos a los candidatos, coaliciones y programas. Lo que hemos perdido en el proceso es democracia. Nuestros partidos son organismos disfuncionales y están supeditados a los intereses de camarillas, liderazgos voluntaristas y redes clientelares. La representación de los ciudadanos no es algo que esté en la agenda de los liderazgos partidistas.

Después de una transición democrática que buscó dejar atrás prácticas antidemocráticas de décadas de priismo, los partidos adoptaron esa forma de hacer política e hicieron suyos los vicios del peor PRI. El clientelismo y la corrupción, el tapadismo y las cargadas, el uso de recursos públicos, estructura partidista para fines particulares de líderes, la renuncia a ejercer contrapesos institucionales ya no son atributos exclusivos del PRI, son patrimonio de los partidos. La amenaza de una regresión autoritaria permea el ambiente y los partidos son los principales responsables.