El Estado de derecho pasa por la rendición de cuentas

25 de Abril de 2024

Juan Antonio Le Clercq
Juan Antonio Le Clercq

El Estado de derecho pasa por la rendición de cuentas

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La desaparición y reencuentro de Marco Antonio Sánchez retrata de cuerpo entero la descomposición de la seguridad y procuración de justicia en nuestro país y evidencia el profundo descrédito que enfrentan instituciones y autoridades políticas en todos los niveles de gobierno.

Por cinco días, hay que repetirlo una y otra vez, un menor de edad desapareció y deambuló por la Zona Metropolitana de la Ciudad de México en condiciones físicas y mentales calificadas como “erráticas” por las mismas autoridades. En muchos sentidos, Marco Antonio y su familia pueden sentirse afortunados porque pudo ser encontrado en un país donde miles han desaparecido sin que esto indigne a los ciudadanos o perturbe a nuestros gobernantes.

En esta tragedia hay demasiadas preguntas abiertas que no pueden quedar sin respuesta, que no podemos permitir se cubran por el manto de la impunidad o la indiferencia. Una sociedad decente es aquella en la que instituciones no humillan a las personas y en una sociedad civilizada, las personas no se humillan entre sí. El caso nos obliga a no permitir más humillación y exigir las respuestas y sanciones necesarias para que esta historia no se repita con nuevas víctimas. Para detener la multiplicación de víctimas en nuestro país.

Hoy no sabemos por qué lo detuvieron, pues a pesar de que se ha mencionado la solicitud de un vecino, no hay denuncia ni parte acusadora. La policía afirma que sólo lo retuvo cinco minutos y después lo liberó, pero la imagen tomada por un testigo señala que fue golpeado por cuatro oficiales y las autoridades no han explicado por qué la policía no puso al joven a disposición del Ministerio Público.

Igualmente delicada es la decisión de las autoridades del estado de México, quienes detuvieron a un menor de edad cuya conducta era errática y lo liberaron en tanto no había denuncias en su contra. ¿En algún momento consideraron que debían proteger a Marco Antonio a partir de las obligaciones que se desprenden del principio de interés superior del menor?

A pesar de que Marco Antonio ha sido encontrado, cada día hay más preguntas que exigen respuesta y rendición de cuentas. ¿Cómo es posible que un joven anteriormente sano, presente un notable deterioro físico y enfrente problemas de memoria cuando supuestamente estuvo en manos de la policía sólo cinco minutos? ¿En qué condiciones físicas y mentales “liberaron” los policías al joven en la vía pública?

Las arbitrariedades, fallas y negligencia de las autoridades no se pueden entender como un problema de protocolos, se trata de una absoluta incapacidad de respetar los derechos del menor, de acuerdo a los mandatos del artículo primero constitucional.

La indignación pública y la protesta social que obligó a actuar a las autoridades no puede caer en olvido e indiferencia, no hay espacio para la impunidad. Quienes llenos de entusiasmo aplauden a Mancera por haber localizado al joven, quien por cierto se perdió luego de entrar en contacto por la policía, tendrían que exigir una explicación plausible al jefe de Gobierno y sanciones para los responsables. No nos engañemos, sin rendición de cuentas no es posible aspirar a un Estado de derecho y entonces el ejercicio de nuestros derechos estará sujeto a los pactos de impunidad y la arbitrariedad de las autoridades.