Ignorancia climática

20 de Abril de 2024

Juan Antonio Le Clercq
Juan Antonio Le Clercq

Ignorancia climática

juan antonio leclercq

Hay tantas cosas mal en las comparecencias ante el Senado de quienes aspiran al puesto de comisionado de la Comisión Reguladora de Energía. Tanto el perfil poco idóneo de los candidatos como la insistencia presidencial en respaldarlo cuando había sido rechazados previamente, incluso por senadores de Morena.

La capacidad de los aspirantes ha sido puesta otra vez ante la repetición de errores y su desconocimiento de aspectos técnicos, pero más que nada, por la visión, en realidad su falta de visión, sobre el futuro del sector energético y la industria eléctrica. Las afirmaciones de Norma Leticia Campos durante su comparecencia ante comisiones, resumen una visión anacrónica del sector energético y la apuesta por reproducir un modelo dependiente de los hidrocarburos.

La aspirante señaló que “el problema del CO2 no es tan grave como para la implementación de estas medidas de cambio climático que sí tienen un costo muy fuerte en la industria”. Rematado por una visión cavernaria de nuestra relación con el medio ambiente: “… creo que es muy importante el medio ambiente, pero también tan importante como el medio ambiente somos los seres humanos, entonces sí hay que cuidar la naturaleza, pero formamos parte de la naturaleza y entender que no podemos sobrevivir si no hacemos un uso de la naturaleza. A fuerza tenemos que apropiarnos de la naturaleza, transformar la naturaleza, incluso destruir la naturaleza para satisfacer necesidades básicas”.

Este tipo de negacionismo climático tiene implicaciones importantes. Lo más grave, evadir las consecuencias que tiene el aumento en la temperatura para la población más vulnerable. Más allá de discutir en sí la protección de la naturaleza, lo cual también es relevante, impulsar políticas de cambio climático implica proteger a aquellos que enfrentan mayor vulnerabilidad y riesgo porque están en condiciones de marginación y pobreza previas. Ningún enfoque que se diga preocupado por el bienestar de las personas, puede hoy darse el lujo de evadir el daño social potencial del cambio climático. En un país como México eso es irresponsabilidad pura y dura.

Dejemos de lado los conflictos de interés potenciales que se desprenden de otorgar prioridad a los costos para la industria sobre otros sectores, lo sorprendente es que no se entienda que no contener las emisiones de CO2 implica costos públicos y privados mucho más amplios derivados de impacto de desastres naturales, pérdida de infraestructura y espacios cultivables, escasez de agua y recursos naturales, riesgos sanitarios, conflictos sociales o erosión de la calidad de vida para los mexicanos.

Con la referencia simplista a los costos para la industria o el sector eléctrico, se deja de lado que la implementación de acciones contra el cambio climático no sólo representa costos, sino oportunidades de innovación y transformación como parte transición sustentable. Cuando se hace bien, la política de cambio climático supone una nueva forma de pensar el desarrollo, no sólo un conjunto de cargas, obligaciones o costos para la industria. También se ignora convenientemente que las alternativas energéticas más sustentables hoy son viables económicamente.

De pena ajena resulta esa visión que asume que usar naturaleza en beneficio de las personas permite “destruir” naturaleza. Destruir naturaleza ha dejado de ser una opción y promover modelos más sustentables es tanto una oportunidad de desarrollo como un asunto de supervivencia. Los problemas ambientales son socioambientales en sus consecuencias para las generaciones presentes y futuras. Pensar la protección ambiental como un estorbo para el sector energético, equivale a desconocer la relevancia de la sustentabilidad, pero también supone ignorar la complejidad de los retos y oportunidades de la transición energética en el siglo XXI.