Notas sobre el debate

7 de Mayo de 2024

Juan Antonio Le Clercq
Juan Antonio Le Clercq

Notas sobre el debate

Le Clercq

¿Dónde deja el debate a los candidatos? López Obrador no fue necesariamente derrotado, pero tampoco resultó ganador. Si bien no perdió la cabeza ante los ataques de todos sus oponentes, su estrategia de navegar de “muertito” y no responder cuestionamientos han abierto muchas dudas sobre la coherencia y viabilidad de su programa. Por primera vez el puntero se ve claramente en aprietos y puede cometer un error garrafal si insiste en evadir discusiones para cuidar la ventaja que le dan las encuestas.

Si bien Ricardo Anaya gana el primer debate, considerando que logró imponer su estrategia frente a Meade y López Obrador, será una victoria pírrica si no se traduce en una recuperación clara en las encuestas y si esto no se percibe como una tendencia al alza en las próximas semanas. Aun así, el camino es cuesta arriba y tendrá que ajustar su estrategia si quiere cerrar la brecha que lo separa del puntero. En especial, debe evitar cometer errores innecesarios, como su berrinche ante la revisión de Verificado 2018 a los datos que usó en el debate.

El gran derrotado es José Antonio Meade, así lo han percibido los votantes y los expertos. No sólo lo revolcó Anaya con sus señalamientos sobre la corrupción en el sexenio de Enrique Peña Nieto, también Azucena Uresti golpeó la línea de flotación de Meade al formular preguntas sobre el tema. Independientemente de ello, quedó en evidencia que ni su discurso, estrategia e imagen funcionan, que el lastre del sexenio es demasiado pesado para ganar credibilidad y que él mismo carece del carisma mínimo para conectar con los votantes.

A pesar del optimismo que quiere mostrar la campaña de Meade y su intento de posicionarlo como ganador del debate (en el Titanic la orquesta seguía tocando conforme se hundía el barco), la pregunta no es cuántos votos ganará las próximas semanas, sino cuántos priistas ofrecerán sus votos y buscarán cobijo con sus rivales ante el evidente fracaso de su candidatura.

En el caso de los independientes, El Bronco logró ganar presencia a costa de ocurrencias y propuestas irresponsables, mientras que Margarita Zavala desperdició la oportunidad por sus nervios y la insistencia en un discurso tan predecible como acartonado. En ambos casos lograrán una mayor presencia en memes que en las encuestas.

La mayor decepción, sin embargo, radica en la baja calidad de las propuestas. Es claro que predominaron las estrategias de ataque y defensa para acercarse o contener a los rivales, lo cual es comprensible. ¿Pero es aceptable que más allá de acusarse mutuamente de corrupción, los candidatos no tengan mucha idea de qué van a hacer para contener la epidemia de corrupción e impunidad que enfrentamos? Lo que escuchamos fue una mezcla de voluntarismo, referencias vacías a las instituciones y muchos lugares comunes.

Tampoco hay mucha claridad ante la crisis de seguridad y violencia. Escuchamos críticas a la estrategia de seguridad que terminaron reafirmando continuidad, la reivindicación de política social y prevención acompañadas de una multicitada pero confusa amnistía y, por qué no, la afirmación de la violencia como medida contra la violencia gracias a las ocurrencias irresponsables de El Bronco. Muchos hubiéramos querido escuchar propuestas más relevantes y más conocimiento de las recomendaciones de estudios especializados, sobre todo ante los niveles de violencia e incidencia delictiva, temas que son preocupación central de los ciudadanos.

Lo que es claro es que todavía hay campaña y que puede haber sorpresas las próximas semanas si se confía López Obrador.

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