Odio sembrado y violencia cultivada

20 de Abril de 2024

Juan Antonio Le Clercq
Juan Antonio Le Clercq

Odio sembrado y violencia cultivada

@ja_leclercq

Los republicanos han comenzado a sentir la presión luego de los atentados en El Paso y Dayton. Dice la máxima: “Puedes engañar a todos algún tiempo, a algunos todo el tiempo, pero no puedes engañar a todos todo el tiempo”. Y por más que pretendan engañarse convenientemente a sí mismos, no pueden seguir negando que azuzar el odio tiene consecuencias e implica asumir responsabilidades.

Por supuesto, siempre queda el recurso de recurrir al pretexto de los videojuegos o a los problemas mentales para explicar la violencia. Todo con tal de no ver directamente a la cara a ese nacionalismo de supremacía blanca que tan buen aliado electoral ha resultado, mucho menos para señalar la facilidad con la que cualquiera puede adquirir rifles de asalto, sin importar problemas mentales o tendencias al extremismo. Con los intereses del lobby de las armas, y los ríos de recursos que fluyen hacia las arcas de la política, no se juega.

Algo es diferente en esta ocasión, tal vez la presión electoral en plena carrera presidencial, posiblemente el observar el horror de lo cosechado luego de su dedicación por sembrar odio y división social. El caso es que en los últimos días hemos podido ver a la Casa Blanca, los liderazgos republicanos y sus medios afines, condenando públicamente el odio racial y a la supremacía blanca. Todo sin llegar a señalar el discurso político que se dedicó a alimentar ese odio y racismo y, mucho menos, cuestionar las armas con las que el odio racial tomó su forma y sentido.

Pero por más que señalen a los videojuegos o a los problemas mentales, el intento de engaño no se sostiene o cuando mucho, convence sólo a las bases más radicales que en realidad ya comulgan con el odio racional o a los líderes políticos comprados por el lobby de las armas.

Lo que ha ocurrido en El Paso no da lugar a ningún tipo de equívoco:

• Un ultranacionalista blanco e inflamado de ideología de supremacía ha cometido un atentado dirigido expresamente a los hispanos en lo general y los mexicanos en particular.

• La masacre trasciende el delito de odio para constituir un acto terrorista doméstico, tal como ha sido establecido por las autoridades de Texas.

• El terrorista doméstico salió puntualmente a cazar mexicanos, él mismo reconoció que buscaba matar tantos como fuera posible, ante lo que ha definido como una “invasión” hispana y mexicana que amenaza con “exterminar” a los blancos.

• Tanto la campaña presidencial de Donald Trump desde 2015, como su proyecto de gobierno a partir de enero de 2017, han recurrido sistemáticamente a fomentar la división y el odio racial con fines políticos, pero específicamente han dirigido el odio hacia los mexicanos y puntualmente han advertido la existencia de una “invasión” que necesitan frenar.

No puedes engañar a todos todo el tiempo y, si bien un joven fanatizado de sólo 21 años jaló el gatillo, no hay forma de eludir la responsabilidad política por la violencia cultivada luego del odio sembrado desde la política con tanto cuidado y dedicación.

Las cosas cambiaron en la relación bilateral, simple y sencillamente, porque cualquier connacional que radique o se encuentre en Estados Unidos puede convertirse en blanco de terrorismo doméstico contra mexicanos, terrorismo alimentado y fomentado desde el discurso político. Los ataques verbales contra México y los mexicanos eran inadmisibles desde 2015, pero ahora han tomado una dimensión mucho más grave. Hoy hay personas asesinadas y heridas por el hecho de ser mexicanas.

Esto debe tenerlo muy claro nuestro gobierno. Además de implementar medidas de protección y apoyo consular, está obligado a elevar el tono diplomático ante su contraparte estadounidense, pero también a señalar internacionalmente que el fanatismo de la supremacía blanca y el discurso político del odio, han puesto a los mexicanos en una situación de peligro en Estados Unidos.