Asesinos modernos

25 de Abril de 2024

J. S Zolliker
J. S Zolliker

Asesinos modernos

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“Salga de mi vista, asesina maldita”, le dijo dejándole ver su enorme desprecio. Aquella mañana, en la puerta de la funeraria, el objeto de su maltrato, de su odio, era la mamá de quien fue la mejor amiga de su nieta.

En un principio, la señora que iba a presentar sus respetos a la familia de la pequeña Alexa, de cinco años, que acababa de fallecer la noche previa, se quedó paralizada por la sorpresa que le causó aquel violento recibimiento.

Después, dio media vuelta y comenzó a correr rumbo a su carro mientras algunos deudos de la pequeña, le gritaban improperios y que se largara del lugar, que no era bienvenida.

¿Asesina? ¿Cómo se atreven? ¡Ignorantes!, publicó en su blog esa noche. El trasfondo de la historia, es que Alexa murió de una enfermedad tan rara que los jóvenes médicos que la atendieron, nunca habían visto un caso similar.

Se trata del Paramyxoviridae Morbillivirus, un virus contagioso y mortal que en la historia de la humanidad ha matado a centenas de millones, especialmente niños pequeños. Se suele transmitir a través del contacto directo y del aire.

El virus infecta el tracto respiratorio y se extiende al resto del organismo. Se le conoce más comúnmente, como sarampión.

Lo realmente terrible es que la muerte de Alexa pudo ser muy fácilmente evitada con una simple vacuna.

En 1980, antes de que se generalizara el uso de la vacuna que existe hace más de 50 años, el sarampión causaba cerca de dos y medio millones de muertes al año.

Se avanzó tanto en la prevención, que en muchos lugares, se llegó a creer que desaparecería del todo. Lo que no esperaban ni previeron los expertos, es que la estupidez humana, es más fuerte que cualquier política de salud pública.

Las vacunas han logrado salvar millones de vidas y actualmente, en raras ocasiones nos enteramos de casos de polio, tétanos, rabia o difteria.

Las vacunas, surgieron cuando el médico Edward Jenner, se dio cuenta que durante lo que parecía convertirse en una pandemia de viruela, algunas mujeres que ordeñaban vacas y que habían sido infectadas de varicela bovina, no se contagiaban de la mortal enfermedad, por lo que experimentó al inocular a personas no enfermas, logrando detener la epidemia.

Sin embargo, a pesar de que las vacunas son en conjunto, la acción preventiva más estudiada científicamente y el descubrimiento más importante de la medicina moderna, hoy en día, ha surgido un grupo de “antivacunas” que están poniendo en riesgo a toda la población y han causado el regreso de enfermedades casi extintas y que están volviendo a matar a niños y niñas como Alexa, quien no pudo ser vacunada por estar inmunosuprimida para el tratamiento de un problema renal congénito.

Los antivacunas basan sus argumentos en un estudio falso en el que un médico mentecato culpaba a las vacunas de causar autismo (lo hizo para tratar de vender su “fórmula” y así vacunar de manera “segura”).

Ahora nos hemos llenado de “expertos” que se sienten grandes conocedores y evangelistas –o coaches– de la salud, porque han leído algunas páginas de internet, revistillas, chats, libros y escritos no científicos, que afirman que las vacunas son malas.

“¿Para qué vacunar a mi hija contra el sarampión si ya no existe? ¿Para qué meterle un virus y químicos en el cuerpo? ¿Para enriquecer a médicos y farmacéuticas? No, gracias.”, escribió semanas antes en su blog, la madre de la niña que contagió a Alexa.

@Zolliker

J.S. Zolliker le roba a la realidad una licencia para novelar diversas situaciones, muchas veces cómicas y otras tantas agrias, violentas y crudas.