La noche más oscura

25 de Abril de 2024

J. S Zolliker
J. S Zolliker

La noche más oscura

Se levanta de madrugada. No sabe ni qué hora es, pero todo se encuentra oscuro y en silencio. Busca a tientas, sin lograrlo, encender la lámpara de su buró. Lo sombrío lo domina todo y tiene sed. Quiere agua, pero nunca ha despertado a la servidumbre por nada, ¡mucho menos por un vaso con agua o porque no sabe cómo iluminar su recámara!

Se sienta en la orilla de la cama. Está preocupado y agobiado. En la síntesis de hoy leyó algo que lo había dejado afectado: fue electo por sus ideales, no por sus ideas. El columnista tiene razón, lo sabe y eso lo tiene rendido. Especialmente porque se ha dado cuenta de que no podrá cumplir casi ninguna de las promesas que hizo en campaña: sacar al ejército de las calles, no. Autoproducción alimentaria, no. Fiscalía independiente, no. Ahorrar 500 mil millones de pesos por control de la corrupción, no. Plebiscitos para todo, no. Cancelar el aeropuerto, parece que tampoco.

No ha comenzado a gobernar y las inversiones se fueron al piso por primera vez en varias décadas. La deuda heredada será una de las mayores de la historia. Quiere proyectos que los capitalistas no apoyan. Su agenda liberal la están destruyendo sus propios seguidores jóvenes que no entienden lo que significan. Está en serios problemas. Se revisa el pulso y lo tiene acelerado. Le tiemblan las manos, pero por fin encuentra cómo encender la maldita lámpara. Recuerda episodios de su juventud: la tienda familiar, el beisbol. Eso, un deporte magnífico. ¿Hacerlo accesible en todas las escuelas? ¡Sin duda! Mañana, temprano…

Se sirve un poco de agua y bebe. Tiene que aprender donde le dejan cada cosa, ahora. No se siente nada cómodo. El cariño de la gente se mantiene, pero no sabe por cuánto tiempo ni qué sucederá cuando las promesas comiencen a fallar y él no cumpla con las ofertas acordadas. Su mujer le dijo que cambiara de punto de vista. Quiere despertarla para platicarle, pero no la quiere incomodar. Para ella las cosas siempre parecen ser muy simples. Y suele tener razón, pero también toma caminos que no le encantan.

La pasada conversación que tuvieron, le dijo que culpara a los ricos de bloquear cualquier plan que tenga y no funcione. Iniciar una batalla, pero él, no quiere hacer eso. No quiere ser otro Echevarría, otro Castro, otro Maduro... de verdad quiere transformar al país. Y sabe que es justo. El 1% de la población no debe tener el noventaytantos de la riqueza del país. Para él, el problema es que no comprenden su liberalismo, el juarista. El asunto está en que lo intuye perfectamente, pero su gente cercana parece que no entiende que primero generas dinero y luego ves cómo lo repartes.

¡Mil demonios! ¡No más ideales, pero ideas! Y con la chingadera de que se acaba de dar cuenta, que está solo. En la madrugada, despierto, con millones de seguidores que no le entienden. ¡Joder! Solo. Las decisiones del poder las tomará igualmente, solo. La soledad es terrible. Nadie con quien rebotar ideas, consigo y sus ideas. Con sus discrepancias. No tiene cerca ni un espejo grande ni nadie que le cuestione nada.

¿Así va a ser esto?, se cuestiona. Lo había anhelado tanto, pero nunca creyó alcanzarlo. Y la soledad le llega de golpe. Se acaba de dar cuenta de que las madrugadas sin la luz del buró serán únicamente para él. ¡Chingados! Tiene la boca seca a pesar de que se ha bebido el agua que le pusieron. Pero se trata de la noche más oscura. ¿Será la única?