Se dice que no hay que confiarles la economía a los economistas ni los proyectos energéticos a los especialistas. Los médicos modernos saben mucho de gastar, pero la medicina alternativa sabe curar. Los proyectos públicos deben estar en manos de políticos y no de agentes neoliberales que lo único que han hecho es crearnos un modelo mental en el que sólo su visión es válida.
Hay alternativas a ese mundo infame. Compatriotas, podemos cambiar de esquema. Podemos permutar, primero de visión, luego de modelo y hasta de representación mental. Porque debemos comprender que el origen de todo, el capitalismo, es el individualismo y por ende lo es la desigualdad.
Compañeros, usaremos las figuras históricas para cambiarlo todo en una nueva mentalidad anterior a la crisis del neoliberalismo, ese esquema del demonio que se basa en el siempre creciente consumo occidental, imperialista, yanqui… Porque se puede tener mejor vida si el Estado vuelve a concentrar todas las actividades primarias. La felicidad no debe depender de lo que la gente pueda comprar en un mall. La risa se construye con las cosas simples. Las desigualdades sociales se superan con nuevos modelos donde los servicios sanitarios; la educación y los servicios sociales son iguales para todos. Entiéndanlo, las aspiraciones de las naciones hacia una vida mejor no pueden ni deben detenerse al libre albedrío de sus ciudadanos.
La opción, el único camino alterno, es un modelo de acondicionamiento aprendido, donde se requiere favorecer lo que sirvió en otros lados, y adaptarlo. Recuerden que la lógica común, a la que les educaron, ya no es la que manda. Esto es el cambio profundo. Por eso estamos probando el que la gente se genere las peores imágenes de las grandes empresas y de los empresarios adversos al régimen. Una vez que el pueblo tenga la idea de que se trata de negocios nocivos (transgénicos, imperiales, del diablo, blah, blah, blah) no reclamarán ni dirán ni pío si decidimos expropiarlas (y somos muy cuidadosos con esa palabra porque sabemos que no asusta).
Ya hemos comenzado. Vamos a probar con empresas muy grandes, transnacionales de origen interno primero, pues tienen tanto capital invertido, que no será fácil que quieran irse del país y renunciar a todo. Ahí están las panaderas, las refresqueras, las mineras. Es tanta la plata que tienen metida que no querrán tener problemas con el nuevo gobierno. Si el pueblo aprueba, que se preparen para darnos la producción. Si no aceptan aún, seguiremos intentando, sembrando.
Usamos foros, redes sociales, chats. Siempre somos discretos y privados. Vamos con mensajes de casa en casa, de cachete en cachete. Probamos y aprendemos. Medimos y corregimos. Pero la finalidad es una: cambiar todo el esquema sociomental. No buscamos el dinero por el dinero. Nosotros, buscamos el bienestar. El desarrollo, más que el crecimiento y en últimas instancias, nuestra búsqueda final es la felicidad de la gente. Vamos a replantear la cultura con la que nos han educado los agentes banqueros internacionales porque se puede ser feliz sin estar buscando más y más cosas materiales. Es posible.
H. Chávez en Caracas, Venezuela. Año 1 de la Revolución Bolivariana.