Nueva censura digital

24 de Abril de 2024

J. S Zolliker
J. S Zolliker

Nueva censura digital

js zolliker

Me divierte mucho mi trabajo. Y gano bastante bien, mucho mejor que en trabajos formales que le dan a los que no terminamos ni la preparatoria, así que no me puedo quejar, la neta. ¿Que qué hago? Ja ja ja ja ja ja. Es algo así como secreto, ¿me entiendes?, pero es una labor bien importante. No, no me estoy dando a desear, pero de mí y de gente como yo, depende en mucho que se pueda llevar a cabo la Cuarta Transformación. ¡En serio!

¿Haciéndome el interesante? ¡Nah! Estamos trabajando de verdad, porque un cambio tan fuerte de gobierno, un cambio tan radical en la forma de hacer las cosas merece mucha atención y mucha labor para evitar que la oposición, congele los golpes de timón, ¿me entiendes?

¿Ves lo importante de nuestra chamba? Aparte, ¡es demasiado entretenida! Tengo oportunidad de molestar a gente que ni conozco, de sacar mis frustraciones porque mi mamá me regañó por que mi recámara es un cochinero, entre otras cosas por el estilo. ¿Queda aquí entre nos? Si mi jefa supiera lo que gano ya me hubiera pedido que me mudara a mi propio depa…

¿Que qué quiero decir con molestar a gente que ni conozco? Pues nada, eso. Joder a desconocidos. Trollearlos un poco. El chiste es que entendimos nosotros, y no comprendieron los otros a tiempo, que las redes sociales pueden ser una plaza pública, y como tal, puede llenarse también de vendedores ambulantes y merolicos que distraigan la conversación pública, ¿me entiendes?

Estamos sumamente bien organizados. Tenemos diversas ramas. Unos cuidan palabras claves; otros, temas importantes; otros, a críticos en específico como periodistas, en especial si son famosos y otros, como yo, echamos a andar a un pequeño ejército cuando alguno de nuestros jefes o vacas sagradas, debate con alguien sobre un tema. Entonces ahí entramos mi grupo y yo. Si el objetivo es mujer, es más fácil, porque las atacas y ofendes tantito con machismo, y se acobardan. Si es hombre, es más complicado, pero aún así los terminamos distrayendo y a veces hasta hacen sus cuentas privadas y con ello baja su influencia.

Sí, es cierto lo que dices. Somos una especie de silenciadores. Echamos bola. Pendejeamos a quien sea. Los acusamos de resistir la Cuarta Transformación por defender a sus patrones o a su propia pequeña burguesía. Los llamamos corruptos. Prianistas. Racistas. Les decimos que nunca vimos que criticaran al gobierno saliente. Les decimos que los callamos a periodicazos en el hocico como a un vil perro. Los insultamos, y a fin de cuenta, minimizamos a esa persona que termina por cambiar de tema.

Obvio, lo hacemos desde perfiles anónimos. Los más inteligentes llegan a darse cuenta de que existimos y de nuestra forma de actuar, pues los jefes o nuestras vacas sagradas, no nos siguen ni nosotros a ellos, tampoco seguimos al objetivo a ser atacado, así que en teoría, por como está configurado Twitter, por ejemplo, solamente debería ver la conversación el usuario que sigue a ambos individuos que debaten (nuestra vaca sagrada y nuestro “adversario”), ¿me entiendes?

Les guste o no, el chiste es que así manejamos la agenda pública digital. La imponemos y la guiamos. En fin, va siendo tiempo de que entiendan que podemos censurarlos, incluso mandar cerrar sus cuentas en redes sociales como lo hemos venido haciendo, porque nosotros somos el cambio y llegamos para quedarnos.