Nuevos expertos aeronáuticos

24 de Abril de 2024

J. S Zolliker
J. S Zolliker

Nuevos expertos aeronáuticos

js zolliker

Descendí del avión, pagué mi transporte terrestre y ya pasados cuarenta minutos de hacer fila, por fin logré subirme al taxi. Estaba sumamente frustrada. Salimos con tres horas de demora y nadie quiso hacerse responsable, aun cuando la aerolínea dijo que era culpa de la saturación del aeropuerto de la CDMX.

Total, que después de un largo día de trabajo y habiendo perdido la primera de las citas de trabajo que tenía programadas, aterrizamos en la capital ya entrada la noche. Y salir de la aeronave, fue toda una odisea, porque el pasillo para bajarse del avión es el mismo que usan seis salas para abordar vuelos a sepa Dios dónde.

–¿Quiere que tome la ruta del navegador, o la sorprendo? –me preguntó el taxista.

–El navegador, por favor –contesté, confiando como siempre, más en la tecnología que en un desconocido.

–¿Segura? Tengo dos décadas trabajando en el aeropuerto y conozco rutas mejores para llegar más rápido.

Terminé aceptando, pues tenía más urgencia de ir al baño, que ganas de discutir. El chofer que venía en silencio, de pronto, como para abrir boca, me comentó: “Toda la gente me dice que el servicio está saturado”. Yo atiné a contestarle con un “Con el retraso que llevo, pude haberme venido en carro por la autopista”.

–Es la corrupción, señito –me argumentó.

“Demonios, otro fanático más que se cree todos los argüendes que les repiten como letanía”, pensé. “Después me saldrá con que es más barato hacer el aeropuerto de Santa Lucía, cuando es inoperable por seguridad y duración de la solución. ¿Cuándo nos volvimos tan tercos como para querer curar el cáncer con “limpias” y no con medicina? Ya sé, ya sé, ahora todos son expertos en aeronáutica”.

–Yo, la mera verdad, confío en Jiménez Espriú –me aseveró.

–No lo dudo –dije con cierto asco–. Pero aquel sabe de aeronáutica lo que un contador sabe de neurocirugía. Y, por si fuera poco, es mentiroso, prepotente, ignorante, no sabe ni lo que es Conagua y quiere hacer una consulta popular que es inconstitucional.

–¡Ese es el problema! –me reclamó–. Ustedes, señito, quieren derrumbar el proyecto de Morena pa’ no perder sus privilegios.

–¿Privilegios? Soy hija de un taxista de un pueblo de menos de cincuenta mil habitantes. Yo sí soy experta en aeronáutica y lo poco que tengo es producto del esfuerzo de mis padres, primero, y mío, después. Privilegio es mandar de forma autoritaria, sólo porque se tiene el apoyo y el aplauso de la masa acrítica. Cada pueblo tiene el gobierno que…

–Lo importante, se-ñi-to, es que ya vamos a mandar el pueblo y les vamos a dar una lección.

–Tiene razón –le dije con desesperación y tristeza profunda–. Por eso mismo estoy segura que la información errónea que han presentado sobre Santa Lucía, aún vale considerarla como la mejor de las opciones, aunque eso incluya tirar 18 mil millones a la basura –agregué con acidez–. Es más –dije con sarcasmo– creo que la tercera pista se la podrían ahorrar si quitan los autos y adaptan la avenida Hangares, que es paralela a las otras pistas… por favor, déjeme en el Sanborns de la esquina.

–¿Tiene hambre?, porque por aquí hay…

–No, gracias –le interrumpí–. Necesito un trago porque ya nos chupó el diablo y ahora, también nos va a cargar la bruja.