El lunes pasado no fue un buen día para Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno de la Ciudad de México. Llegó contenta a Palacio Nacional, pues en la víspera, en apoyo a su jefe, el presidente Andrés Manuel López Obrador, había declarado en contra de los gobernadores que criticaron el Instituto de Salud para el Bienestar. Lo que doña Claudia no sabía, dicen los que saben, es que el Presidente ya estaba construyendo puentes con los gobernadores para que este asunto no se saliera de control político, como se vio en una reunión que tuvo con ellos el lunes. Así que doña Claudia fue recibida con un regaño por andar declarando sobre el Insabi, que estaba lejos de su competencia y que dejara de meterse en ese tema. Apechugó la jefa de Gobierno y el argumento de que era para respaldar al Presidente no le sirvió para nada.