Feliz Día de los pocos niños que quedan

19 de Abril de 2024

Rebeca Pal

Feliz Día de los pocos niños que quedan

REBECA PAL

Año con año, son más los menores que adoptan el mismo comportamiento de un adulto. Los niños ya no están viviendo la infancia como antes se solía hacer; la edad promedio en la que dejaban de jugar con muñecas, coches y otros juguetes, oscilaba entre los 12 y 13 años. Hoy en día, a una edad muy temprana, dejan de hacerlo porque pierden interés y lo adquieren por los programas de televisión para adultos, por la ropa que usan personas mayores y por el uso de los celulares y de las redes sociales. Algunas de las consecuencias de “comernos la infancia”, conllevan a una frustración terrible en los menores, porque no saben esperar las cosas, quieren tenerlo todo en el momento que lo desean; factor que hace que la adolescencia se vuelva más difícil y que a la larga, la vida de estos niños se vuelva un martirio, llena de dudas y en algunos casos de conformismo.

¿Por qué tardamos tanto tiempo en nuestro desarrollo corporal y madurativo, en comparación con otras especies?

Un estudio realizado por escáneres cerebrales, muestra cómo el metabolismo se vuelve más lento para poder concentrar la energía y alimentar al cerebro durante el periodo de desarrollo. Es por eso que los humanos, durante la infancia, crecen a un ritmo más parecido al de un reptil que al de un mamífero. A través de pruebas (PET y resonancia magnética), los investigadores se dieron cuenta que el cerebro de un niño de cinco años, absorbe el doble de glucosa que el cerebro de un adulto. Es por ello que el crecimiento del resto del cuerpo es mucho más lento. Conclusión: La voracidad del cerebro se encuentra entre los cuatro y cinco años de edad. Aquí es cuando el desarrollo del cuerpo disminuye a lo mínimo porque el cerebro quema el 66% de la energía que utiliza todo el cuerpo cuando está en reposo.

“Nuestros hallazgos sugieren que nuestro cerebro no puede permitirse el lujo de crecer más rápido durante los primeros años porque se requiere de una enorme cantidad de recursos… También es cuando aprendemos muchas de las cosas que necesitamos saber para ser humanos”. Cristopher Kuzawa, autor del estudio y profesor de Antropología de la Universidad de Northwestern. Adolescencia temprana Se considera como adolescencia temprana el periodo que va entre los 10 y 14 años de edad. Se manifiestan cambios físicos (desarrollo de órganos sexuales y características sexuales secundarias). Estos cambios pueden provocar ansiedad por la transformación que sufren los cuerpos de los niños y de las niñas.

Los cambios internos son menos evidentes pero a la par, tienen secuelas importantes. Investigaciones neurocientíficas demuestran que durante estos cambios, el cerebro sufre un imprevisto desarrollo eléctrico y fisiológico (el número de células cerebrales pueden duplicarse en menos de un año, con repercusiones en el área emocional, física y mental). En la adolescencia temprana los niños y las niñas pueden ser víctimas de acoso sexual y sentirse confundidos acerca de su orientación sexual e identidad. Por ello es de suma importancia que cuenten con un espacio que sea claro y seguro para que pueden adaptarse a esa transformación psicológica, emocional, cognitiva y sexual sin represalias ni críticas que hieran el autoestima, con todo el apoyo de la familia, instituciones educativas y de la comunidad.

Mi punto de vista Sólo se es niño una vez, ¿por qué querer apresurar una etapa que es preciosa y que nunca vuelve? Los niños necesitan una infancia sana para poder tolerar la frustración, los cambios paulatinos y para resolver con inteligencia emocional los problemas que lleguen con la adolescencia y, más tarde, con la vida.

“Niños que fuman y beben desde los 14; creen ganar madurez, la cual llega sola, y en realidad han perdido infancia, la cual nunca vuelve”, Emma Watson.