La pantalla se apodera del cerebro

25 de Abril de 2024

Rebeca Pal

La pantalla se apodera del cerebro

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Franco Bifo Brardi, profesor de historia social de los medios de comunicación en la Academia de Bellas Artes de Brera (Milán), habló con Ingrid Guardiola en el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona, sobre cómo los dispositivos tecnológicos se han convertido en una prótesis de nuestros cuerpos y en una herramienta de relación permanente con el mundo, devaluando nuestra experiencia directa e inmediata de la realidad, afectando a las emociones, el psiquismo y la relación con el otro.

Les comparto una parte de la entrevista:

P. ¿Estamos mutando?

R. Hoy vivimos una segunda mutación técnico-comunicativa más profunda, porque mutamos de una forma conjuntiva del pensamiento, de la comunicación, a una forma conectiva. En la comunicación conjuntiva la creación de significado pertenece a la esfera de la presencia. Algo que puede tener un significado diferente según la relación afectiva que existe con mi locutor, pero en la comunicación conectiva es la estructura técnica del medio, el sentido mismo. Además, la comunicación conectiva nos permite una aceleración de la información, que no sólo es información, sino al mismo tiempo estímulo nervioso. La consecuencia es que las capacidades críticas que la humanidad tenía en la época de la imprenta se están perdiendo. Esta transformación está vinculada a la aceleración de la infoesfera que produce efectos en la psicoesfera, es decir, en la mente y en la emocionalidad humana. Vivimos en una época de patologías masivas, como las crisis de pánico, la depresión, la ansiedad, que no son patologías simplemente psíquicas, sino de la relación comunicacional.

P. ¿Hemos perdido sentido crítico de la complejidad?

R. El universo técnico se ha vuelto demasiado complejo para el entendimiento humano. La posibilidad de una crítica de la discriminación racional es imposible cuando se habla de fake news, por ejemplo. Las fake news siempre han existido, el problema es que el cerebro se ha vuelo incapaz de elaborar la complejidad del universo técnico. La velocidad no permite que el cerebro pueda discernir. Esto no sucede cuando hablamos con un compañero, porque la velocidad de esta comunicación nos permite discernir entre verdadero o falso.

P. Vivimos un proceso de desculturización del individuo.

R. Estamos pasando de una cultura a otra. La mutación es más profunda, es cognitiva, no implica sólo un cambio de las formas simbólicas, racionales, significa una mutación de la maquinaria. Como decía Eco, está el crecimiento de la inteligencia artificial y por otra parte el crecimiento de la demencia humana. Cuanto más atribuimos la actividad inteligente a la máquina, más renunciamos a la capacidad de actuar de manera inteligente.

P. Platón creía que el paso de la transmisión oral a la escritura era una catástrofe. ¿Hay un prejuicio de la generación predigital?

No se equivocó. La capacidad de memorización de los hombres ha empobrecido con la aparición de la escritura. Lo que está sucediendo es incomprensible para la última generación predigital porque las categorías en las que nos hemos formado desde el comienzo de la modernidad, de Kant y Descartes, han definido la razón y la política como técnica de discriminación entre bueno y malo, y eso está desapareciendo. ¿Qué pasa con las nuevas generaciones? El suicidio crece un 60% en 40 años desde los noventa… La ola de depresión masiva, las crisis de pánico desconocidas hasta entonces, se explican sólo a partir de esta mutación. Las nuevas generaciones viven de manera más normal que las anteriores, pero a costa de un sufrimiento psíquico y social. En sí la tecnología no es mala. Sólo produce sufrimiento cuando se vincula con la competencia desenfrenada, la soledad y la violencia. Si no eres más veloz, no ganas. La relación entre jóvenes es de competencia y soledad.