Regalemos experiencias

19 de Abril de 2024

Rebeca Pal

Regalemos experiencias

REBECA PAL

En un artículo escribí que me consideraba la mujer más rica del mundo, no por lo que tengo, sino por lo que he vivido. Sí, todas esas experiencias me han marcado. Son momentos de magia que me dieron paz, me ayudaron a seguir anclada a este mundo y a tener más sed de la vida y de vivirla al máximo. Sí, los regalos materiales que he recibido han sido detalles hermosos, pero con el tiempo los he dejado de usar, los he perdido, donado y hasta olvidado. Algunos, por respeto, los guardo en el clóset como si fueran cuadros de un museo, con la resolución de que de ahí no saldrán.

He notado que los años van haciendo muchos cambios en nuestra vida, en nuestros amigos y en las relaciones que vamos construyendo o destruyendo. El mundo materialista nos envuelve y buscamos tener más, aunque sea de poca calidad. La búsqueda interminable de tener lo mejor de todo para al final quedarnos con lo mejor de nada. Y la ironía de depositarlo, con el tiempo, en el bote de la basura o en el olvido.

Por eso quiero aprovechar este artículo para decirles que regalen experiencias y dejen a un lado lo material. Me enfocaré en un hobby que me encanta: viajar. Está comprobado que viajar da más alegría que el dinero. Los psicólogos han demostrado que cuando compras algo o viajas, el nivel de felicidad de cada persona aumenta considerablemente. Sólo que cuando es algo material, la sensación de alegría dura muy poco y no vuelve; es efímera. Si realizas un viaje, la sensación de bienestar es mucho más duradera. Esto no es mentira. Cuántas veces no nos ha pasado que al comprarnos algo nuevo nos emocionamos y queremos usarlo o ponérnoslo todo el tiempo, pero en menos de dos semanas ya no sentimos la misma emoción por ese objeto. Pero con las experiencias no pasa lo mismo. Cada vez que pensamos en ellas y las recordamos, las volvemos a vivir en nuestra memoria, y podemos sentir cómo esa alegría y emoción se renuevan una y otra vez. Incluso, puedo afirmar que a muchos les ha pasado que al recordar una experiencia agradable se han reído solos, como si la acabaran de vivir en compañía de aquellos seres queridos. La felicidad que nos da vivir una experiencia, dura para toda la vida.

Lo material, al final, no sirve de mucho. Sólo para lucirlo y presumirlo como se acostumbra en esta sociedad. Yo prefiero tener regalos que sean experiencias y que pueda compartirlas. Los diamantes ya los tengo, son todas aquellas persona que hacen que mi mundo sea perfecto. Todo lo demás es pura vanidad y no lo necesito para ser feliz.

Navidad, al igual que Día de Muertos, me encanta. La música navideña, los chocolates calientes con bombón que me acompañan en las tardes de frío y compartir mi tiempo con la gente que más quiero, me llena por completo. Por eso los invito a regalar experiencias, lo material se quedará en este mundo cuando nos marchemos, lo vivido nos lo llevaremos en el alma.