Todos somos malvados de una forma u otra, ¿no?

20 de Abril de 2024

Rebeca Pal

Todos somos malvados de una forma u otra, ¿no?

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Quisiera escribir de un tema que me está apasionando por dos cosas. La primera porque tiene que ver con la psicología, y la segunda porque no puedo dejar de preguntarme si convivimos con personas tóxicas o psicópatas.

Sí, psicópatas, pero no de los que salen en la prensa o en documentales por asesinar a otras personas. Me refiero a los psicópatas integrados, que conviven con nosotros sin que lo sepamos y sin que maten… todavía.

¿Psicópata integrado?

Vamos al principio. Un psicópata es una persona con psicopatía que padece el Trastorno Antisocial de la Personalidad. Carecen de sentimientos, empatía, no sienten ni pena ni dolor emocional, tampoco tienen responsabilidad sobre sus actos y utilizarán, sin dudarlo, todos los medios necesarios para lograr sus metas en la vida. Por desgracia, la psicopatía tiene una enorme carga genética.

Los psicópatas sí comenten actos delictivos, pero los psicópatas integrados no porque pesar de tener el Trastorno Antisocial de la Personalidad, han logrado integrase a la sociedad y al entorno que los rodea. Suelen llevar una vida normal, con pareja, hijos, un trabajo y relaciones sociales que aparentan ser normales.

No hay género, pueden ser hombres o mujeres. Reconocerlos es casi imposible porque llevan una máscara la cual utilizan para mostrarse al mundo como personas encantadoras y adorables. De hecho, son tan amables que cualquiera sería capaz de meter las manos al fuego por ellos. Hasta que la máscara no se les caiga, es muy complicado darse cuenta de la personalidad que esconden.

¿Cómo son en la sociedad?

No son aislados (a diferencia de los que no son integrados). Tienen un encanto natural, una gran carisma y una alta capacidad de palabra. Estos factores son fundamentales para que pasen desapercibidos. De hecho, actúan tan bien, que logran que otras personas los admiren y quieran ser como ellos o ellas. Sin embargo, la verdad es muy diferente. Todo lo que hacen tiene un motivo. Sólo harán amistad si hay un interés de por medio. Buscarán acercarse a las personas que les aporten algo o que puedan usarlas para cumplir sus objetivos.

¿Cómo son en la familia?

Los psicópatas integrados forman familias porque siguen las normas sociales para pasar desapercibidos. Buscarán una pareja que sea sumisa para manipularla y manejarla a su conveniencia. Recordemos que no pueden querer porque carecen de sentimientos y empatía, así que las relaciones amorosas que tengan serán simuladas, llenas de mentiras, engaño y manipulación. En resumen, estamos hablando de personas sumamente tóxicas. Tanto así que logran que la pareja termine confundida, sintiendo culpa, cansancio y hasta depresión por el daño psicológico.

¿Cómo son en el trabajo?

Sumamente ambiciosos en el ámbito laboral. Son capaces de perjudicar a cualquier compañero, mentir y manipular situaciones para ir subiendo de nivel.

No aspiran a ser un simple empleado, desean llegar a las esferas en donde tengan poder y control sobre los demás. Gracias a la carisma que tienen, logran ocupar puestos importantes como directivos de una empresa o fundar la propia. Las profesiones favoritas de los y las psicópatas integrados son posiciones con poder: políticos y empresarios.

¿Cómo acaban?

Las relaciones que han construido son superficiales, forzadas y dañinas, así que los vínculos sociales terminan rompiéndose. Sólo los psicópatas integrados que han tenido éxito económico, terminan sus días odiados pero no solos.

Los familiares hacen sus vidas lo más lejos posible y sin contacto alguno. Cuando mueren quienes los rodean sienten alivio y alegría, ya que por fin esa persona tan tóxica dejó de vivir.

“Nosotros, los asesinos en serie, somos tus hijos, somos tus maridos, estamos en todas partes…” Ted Bundy.