Condena unánime

19 de Abril de 2024

Enrique Del Val
Enrique Del Val

Condena unánime

En ejecentral de la semana pasada se hizo un análisis excelente sobre la situación del porrismo, básicamente en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), aunque dicho fenómeno desgraciadamente se da en muchas otras instituciones de educación media superior y superior, no sólo en la Ciudad de México, sino en varias partes del país.

Como bien se apuntó, no es un fenómeno nuevo, sino que data de varios años atrás y a pesar de los esfuerzos, intensos algunos y otros no tanto, de las diversas autoridades efectuados en diferentes etapas, no se ha podido erradicar por ser un fenómeno muy complejo en cual están involucrados muchos actores de la convulsa política nacional.

Pero lo sucedido en días pasados en la UNAM ha presentado características especiales y muy preocupantes que han provocado el rechazo de todos y se puede convertir en la oportunidad para eliminar dicho fenómeno siniestro de las instituciones de educación superior.

Lo más inquietante en esta ocasión ha sido la errática actitud de las autoridades del gobierno de la ciudad que con sus acciones dejó mucho que desear y, sobre todo, ha sembrado la duda de saber de qué lado está.

Entre las cosas que hasta la fecha siguen siendo un misterio es saber que dos camiones repletos de porros recorrieron casi la ciudad, de norte a sur, incluso uno de ellos subiéndose al segundo piso, sin que alguna autoridad, policiaca o vial, los detuviera o por lo menos siguiera, ni en su llegada y, mucho peor, en su regreso después de haber golpeado salvajemente a estudiantes.

Se supone que hay videos de todo el recorrido grabados en el famoso y muy presumido C5 del Gobierno de la Ciudad, donde tienen todos los datos, fotos y videos de los camiones y dos automóviles en Ciudad Universitaria, y hasta ahora nada sabemos de ellos; pareciera que hablamos de transportes fantasmas.

Durante varias horas inmediatas a la agresión, la UNAM trató infructuosamente de presentar las denuncias correspondientes ante las procuradurías General de la República (PGR) y General de Justicia de la ciudad, dependencias que se pelotearon el asunto, argumentando que el asunto le correspondía a la otra.

Incluso están las primeras declaraciones públicas del jefe de Gobierno diciendo que ante la negativa de la PGR, ellos tomarían el caso y minutos después el subprocurador de la PGR lo desmintió, lo cual llama la atención, tomando en cuenta quiénes son los declarantes.

Esta situación obligó al secretario de Gobernación a salir ante los medios y anunciar la detención de dos de las personas denunciadas por la UNAM, que por cierto al ser enviadas a las autoridades de la ciudad, un día después las dejaron en libertad aduciendo que no había flagrancia y comprobación que habían estado ahí, lo que motivó una petición de la UNAM para saber el por qué.

Durante todo este proceso han seguido surgiendo dudas de la actuación de la autoridades de la ciudad y a la fecha no han respondido preguntas cruciales en el caso, como la del peloteo de las denuncias o la nula aparición de la policía, lo cual lleva a pensar si no están siendo, como muchos dicen, protectores de los porros.

La condena de los hechos ha sido unánime tanto de los universitarios, el Congreso de la Unión, el Presidente electo como de la población en general, quienes esperamos que haya una acción decidida en contra de ellos.

Los porros identificados que participaron en la agresión han sido enviados al Tribunal Universitario y presentadas las denuncias, que es lo que le atañe a la UNAM. Se espera que, en lo que toca a las autoridades, lo hagan de una manera rápida y efectiva, más allá de las declaraciones.

El fenómeno del porrismo se debe erradicar y se logrará si cooperan decididamente las autoridades, ya que las instituciones de educación superior no lo pueden hacer solas.