Conflicto de intereses

16 de Abril de 2024

Enrique Del Val
Enrique Del Val

Conflicto de intereses

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Cuando un gobierno basa su prestigio en la honorabilidad y el combate a la corrupción tiene que demostrar en los hechos que, efectivamente, está dispuesto a llevar a cabo todas las medidas propuestas para lograrlo, cuidando en todo momento cualquier acción que, por muy inocente que parezca, pueda interpretarse
contraria a los postulados principales que permanentemente menciona y que pueden afectar su imagen. Todos los días el presidente electo y sus más cercanos colaboradores declaran como principio fundamental de su futuro gobierno el combate a la corrupción de cualquier tipo. Es por ello que se han levantado muchos comentarios sobre el señor Alfonso Romo, empresario destacado en nuestro país y quien, presumiblemente, ocupará una de las posiciones más importantes del nuevo gobierno: jefe de la Oficina de la Presidencia. Aunque como todos sabemos, hasta el día de hoy no ha sido nombrado oficialmente, es decir, actualmente el señor Romo es un ciudadano que no tiene algún puesto público, por lo que no hay conflicto, cosa que él señala permanentemente y es verdad, a medias. El problema radica en que, a pesar de no haber sido nombrado, es un personaje importante del nuevo gobierno y por tal virtud participa en muchas reuniones de alto nivel, aportando seguramente sus opiniones. Entonces, deja de ser un ciudadano común y corriente. Por lo que observamos, hasta la fecha, el señor Romo no se ha desvinculado de sus negocios y aunque puede alegar, como lo hace, que todavía no es servidor público, tiene el ejemplo de quien va a ser secretaria de Gobernación, quien anunció su dimisión al puesto que tenía en un banco por considerar que era incompatible con la función que desempeñará. En términos jurídicos, la señora continúa siendo en la actualidad una ciudadana sin puesto público. El señor Romo ha dado entrevistas en las que habla de sus negocios como si fuera un empresario, sin tomar en cuenta que lo están entrevistando no por ser tal, sino por el supuesto encargo que va a desempeñar como jefe de la Oficina de la Presidencia de la República, y como empresario comenta que en “su universidad” y que en “su grupo” hacen tal o cual cosa. Al hacer públicos sus negocios, es cuando nos encontramos con algunas suspicacias, porque muchos nos preguntamos de quién es la idea que viene en el programa del futuro gobierno en el cual participó, el de dar becas a los estudiantes de las universidades privadas o bien, la propuesta, a todas luces absurda, de otorgar la autonomía a las universidades privadas. Si tomamos en cuenta que el señor Romo es dueño de una universidad privada que pudiera ser beneficiaria de tales medidas, no es tan inocua su posición. No tiene nada de malo incorporar a personas destacadas del sector privado a un gobierno, siempre y cuando se desliguen totalmente de sus negocios, cosa que hasta la fecha no ha hecho el señor Romo. En otros países, cuando esto ocurre, los empresarios crean lo que se conoce como un “fideicomiso ciego” en alguna institución bancaria, la cual administra sus inversiones por cuenta del empresario, sin la menor intervención del propietario, esquema que ha funcionado y que salvaría las dudas que se han mencionado. Como hemos indicado, él está participando en las reuniones del futuro gabinete, en el que se analizan y se toman decisiones sobre diversos temas que, sin duda, afectan de alguna manera, positiva o negativa, los asuntos de algunas de sus empresas. Esto es un claro conflicto de intereses que por el bien del nuevo gobierno que pretende ser prístino en este tema, se debe resolver de manera inmediata para evitar las dudas que muchos han comentado. El señor Romo tiene que decidir si va a ser servidor público o empresario. Las dos cosas a la vez es imposible.