El grupo en el poder que ha encabezado durante todo el sexenio Luis Videgaray, el secretario de Relaciones Exteriores, con enorme influencia sobre el presidente Enrique Peña Nieto, tiene fama de ser homogéneo y de conquistas territoriales. Pero esa unidad se está rompiendo y empiezan a generar chispas algunos de sus integrantes más prominentes. La fricción más notable es la que se está generando con su íntimo amigo desde la carrera en el ITAM, José Antonio Meade, que fue muy importante para Videgaray al arrancar el sexenio a ayudarle a acortar su curva de aprendizaje en la Secretaría de Hacienda. Dicen los que saben que el trato con Meade dejó de ser de camaradería y confianza total para convertirse en uno hacia un subordinado. Meade lo ha resentido, agregan los que saben, pero no han llegado al enfrentamiento. ¿Se dará? No lo creen quienes los conocen, por los numerosos vasos comunicantes entre ellos, aunque las tensiones y los desencuentros sean cada vez mayores.