La SEP informó que recibe con responsabilidad y compromiso los señalamientos, recomendaciones y observaciones que le hizo la Auditoría Superior de la Federación (ASF), en el informe de la Cuenta Pública 2016 y que le servirá para revisar, repensar, corregir y rediseñar sus procedimientos y programas.
Todo proceso de auditoría permite identificar áreas de oportunidad en la gestión pública”, señala la SEP en un comunicado.
En su “Informe General Ejecutivo de la Cuenta Pública 2016 , etapa 2” (octubre 2017), la ASF concluye que aún no se observa su contribución a la mejor de la calidad de la educación; además advierte deficiencias en el diseño de planeación, seguimiento y evaluación, que “limitaron el avance” para contribuir a asegurar mayor cobertura, inclusión y equidad educativa a los alumnos del ciclo escolar 2015-2016. Tras las observaciones hechas por la ASF en materia de desempeño, donde señaló deficiencias, insuficiencias, fallas de procedimiento y faltas sujetas a responsabilidad, la Secretaría de Educación Pública (SEP) aseguró que no es posible sustentar con evidencia empírica un tiempo preciso para ver resultados de una reforma, en este caso de la educativa. En su posicionamiento, sobre el reporte, la SEP advierte que en cuanto a la medición del impacto que está teniendo con respecto a sus objetivos la implementación la reforma educativa, aún continua abierto el debate académico internacional sobre cómo se define y cómo debe medirse la calidad educativa. En este sentido, dijo coincidir con aproximaciones recientes que se concentra en dos grupos de factores: los resultados educativos, usualmente con exámenes estandarizados, y la disponibilidad de insumos, usualmente entre las escuelas y alumnos. Más aún, la SEP coincide con el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) en que “el concepto de calidad es relativo y dinámico”, una tendencia en marcha, es decir, “un sistema que se mejora siempre respecto a sí mismo”. Pese a esto, la Secretaría reconoce la importancia de medir avances para tomar mejores decisiones y hacer oportunamente los ajustes necesarios, y aclara que las reformas educativas de segunda generación o sistémicas, como el caso de la mexicana, son las que presentan mayores complejidades técnicas, administrativas, institucionales y políticas.