Símbolos Patrios

19 de Abril de 2024

Antonio Cuéllar

Símbolos Patrios

Esta semana se conmemora el día de la bandera nacional, uno de los tres símbolos patrios, junto con el himno y el escudo nacional, que une a los mexicanos en su sentimientos, en su honor y en su vocación patriótica. La historia de nuestros símbolos patrios y su significado son riquísimos, pues entrañan el intrincado acontecer de nuestro querido México. Una observación puntual a la letra y contenido bélico de nuestro himno nacional podría motivarnos a meditar, por aventurada y rara que parezca la idea, sobre la necesaria conveniencia de adaptarlo a nuestra verdadera idiosincrasia y a los tiempos que vive la humanidad.

Los símbolos patrios son vehículos indispensables para la construcción y conservación del sentimiento de unidad nacional. El real diccionario de la lengua española define un himno como una composición musical emblemática de una colectividad, que la identifica y que une entre sí a quienes la interpretan. Nuestro himno nacional ha cumplido sobradamente con la finalidad intrínseca que debe atribuírsele, de unificar en sus sentimientos a todos los mexicanos que, en las fechas previstas por la ley y en los eventos públicos en los que participamos, lo entonamos orgullosamente.

Por lo que respecta a la bandera nacional, a pesar de que existieron emblemas que en la época prehispánica se destinaron a ensalzar la importancia de algún gobernante, se ubica en el estandarte de la Virgen de Guadalupe utilizado por Hidalgo la noche del 15 de septiembre, el primer antecedente de la bandera mexicana. El más claro, sin embargo, se atribuye a Agustín de Iturbide, quien mandó confeccionar la bandera tricolor en la que se identifican los símbolos y un escudo cuyos elementos característicos principales son coincidentes con los que prevalecen hasta nuestros días, y fue precisamente el 24 de febrero de 1821, cuando se promulgó el Plan de Iguala, que se adoptó dicha enseña nacional.

El himno y la bandera nacen con la independencia de México, y nos acompañan desde sus inicios y hasta nuestra época, con las cualidades propias de los eventos históricos que definieron su esencia. Sin embargo, vale la pena mencionar cómo es que, el significado de los colores de la bandera ha cambiado a lo largo del tiempo. El blanco original se atribuyó a la religión católica, como elemento de vinculación; sin embargo, con la llegada de Juárez el significado de ese color se cambió por el de unidad nacional, una adaptación que obedeció a una realidad política impuesta, que también definió el rumbo y destino de nuestro país.

Una buena parte de los himnos del mundo evocan la grandeza de su gente, las cualidades de la tierra a la que pertenecen, la vocación de trabajo y de paz, el amor de su pueblo, la entrega por su país, la fortaleza y la libertad, la gloria y la unión, y la disposición de su gente de luchar y morir por ella. La letra de González Bocanegra, sin importar lo bella que puede ser realmente, tiene como contenido esencial el de la batalla, el dolor, la sangre y la gloria en la muerte, alrededor de Antonio López de Santana, figura controvertida de nuestra historia, quien lo mandó componer.

Por lógico que fuera el sentimiento prevaleciente hacia la mitad del siglo XIX, cuando el himno fue cantado por primera vez tras lograrse la independencia de México, debe de reconocerse que nuestro país tiene una vocación esencialmente pacifista y ha pregonado hacia el exterior el mismo sentimiento, usando como manifiesto la frase celebre de Benito Juárez, de que, “entre los individuos, como entre las Naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”.

El himno nacional mexicano, sobresaliente en todos sus aspectos, se encuentra así desfasado en su letra por lo que respecta a la auténtica mexicanidad y a los destinos que el pueblo de México persigue, de donde resulta aventurada, pero no ilógica la idea, de valorar sentidamente sobre aquello a lo que se refiere la composición musical que nos une y nos distingue en el extranjero.

Desde 1984 se encuentra en vigor la Ley sobre el Escudo, la Bandera y el Himno Nacionales, y siendo muy clara y específica sobre el contenido de los tres símbolos patrios, sobre su uso y cuidado, y sobre las sanciones y consecuencias para el caso de incumplimiento, la ley no establece nada en torno de su modificación.

Cualquier cambio o adaptación de nuestros símbolos patrios debe ser objeto, de acuerdo con lo dispuesto por el artículo 72, apartado F, de la Constitución, a la tramitación integral del procedimiento ordinario para la modificación o reforma de cualquier ley que expide el H. Congreso de la Unión.

En el México democrático en el que vivimos, sin embargo, un cambio de esta naturaleza ameritaría, en el más auténtico y legítimo sentido de las cosas, el seguimiento más pulcro de todas las formalidades necesarias que permitan conocer la expresión objetiva del sentimiento de todos los mexicanos sobre este particular, es decir, la organización de los procedimientos de referéndum y consulta ciudadana que establece la propia Constitución.