Solo capitalismo

7 de Mayo de 2024

Juan Antonio Le Clercq
Juan Antonio Le Clercq

Solo capitalismo

@ja_leclercq

En su más reciente trabajo, Capitalism, Alone, Branko Milanovic, argumenta que, a pesar de todas las turbulencias económicas y políticas generadas a partir de la crisis financiera global de 2008, el capitalismo aparece en el panorama como el único sistema socioeconómico triunfante. No existe, por lo pronto más allá de algunos imaginarios teóricos, alguna alternativa viable al capitalismo para organizar las relaciones sociales de producción, distribución y consumo.

Para Milanovic, el triunfo del capitalismo se presenta como la coexistencia de dos modelos generales, con diferencias políticas y económicas marcadas, pero a final de cuentas orientados hacia un mismo objetivo: “El dominio incontestado del modo de producción capitalista tiene su contraparte en la visión ideológica igualmente incontestada de que hacer dinero no solo es respetable, sino que es el objetivo más importante en la vida de las personas, un incentivo entendido por personas de todas partes del mundo y todas las clases (pág. 3).

Los dos modos predominantes que pueden tomar en nuestra época los sistemas económicos, en realidad los únicos, son lo que Milanovic denomina “meritocrático liberal”, representativo de la visión occidental político-económica del mundo, y el “capitalismo político”, modelo que se desprende del despegue económico de China en las últimas décadas.

El modelo liberal-meritocrático, que también podría ser definido como el “neoliberal” y sus variantes, destaca en la actualidad, siguiendo la argumentación de Milanovic, por el funcionamiento descentralizado de los mercados con relación al Estado, pero fundamentalmente, por las características de las élites dominantes más allá del discurso meritocrático y, por lo mismo, de acuerdo a las bases sociales de la desigualdad socioeconómica: alto nivel educativo, capacidad económica similar entre hombres y mujeres, tendencia a formar familias entre mismo grupo social, inversión en educación de élite y acceso a educación entre hombres y mujeres, inversión en influencia política para sus hijos, gran capacidad para influir en el poder y la creación de leyes, control del capital financiero y productivo de una nación en pocas manos y competencia abierta para acceder a la élite de acuerdo con nivel de ingreso y educación.

En contraparte, el capitalismo político parte de sujetar las decisiones económicas a decisiones políticas, por lo que el sistema funciona a partir de la autonomía del Estado frente al mercado, la necesidad de que la burocracia funcione eficientemente como maquinaria administrativa para implementar mandatos jerárquicos para el desarrollo económico, la supeditación de las leyes a las decisiones políticas y, por lo mismo, la inexistencia propiamente del Estado de derecho. Por estas razones, de acuerdo con Milanovic, en un contexto de discrecionalidad política y flexibilidad en la aplicación de la lay, la corrupción tiende a ser endémica.

Lo que Milanovic no contempla al centrar la explicación del modelo de capitalismo político como resultado del ascenso económico y la influencia de China, es que en realidad esta forma de organización económica, asumir al Estado como palanca del desarrollo económico, supeditando al mercado a través de decisiones políticas, representa una variante presente en diversos países en desarrollo desde el siglo XX. En México esta concepción económica, que está encapsulada en el artículo 25 constitucional, refleja las aspiraciones de la política económica posrevolucionaria y del desarrollo estabilizador. Tal vez la excepción, al menos en discurso, lo representó el periodo neoliberal. Lo que a todas luces es claro, es que el modelo de la 4T, con su economía moral incluida, supone concebir el desarrollo económico nacional desde la perspectiva de un modelo propio de capitalismo político que supedita el crecimiento económico a un proyecto político. La próxima semana analizaré algunas de sus implicaciones.

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