Por cierto, nadie le ha dicho al titular de Comunicaciones y Transportes, Javier Jiménez Espriú, que debe cuidar la relación con el gobierno de Estados Unidos y eso incluye a su embajada en México, porque uno de los objetivos prioritarios de los estadounidenses para los próximos tres años son los puntos de ingreso a México, entre aeropuertos, puertos y sistema de correo, pues han documentado que son muy utilizados para el ingreso de fentanilo, y todos estos puntos están en la cancha de don Javier. Para documentar el descuido, resulta que a mediados de enero el embajador Christopher Landau encabezó la inauguración en el aeropuerto capitalino del equipo más moderno de inspección y escaneo de pasajeros que ellos mismos donaron y en donde estuvieron representantes de los más importantes organismos del sector; pero al acto, en donde Landau comprometió más de 10 millones de equipo extra, no apareció ningún subsecretario de la SCT, mucho menos Jiménez Espriú, sino que enviaron al director de Aeronáutica Civil, Rodrigo Vásquez-Colmenares —quien no tenía ni discurso preparado— y al director del Aeropuerto, Miguel Peláez.