Truenos en el paraíso

¡Atención! ¡Atención! Los dos grandes amigos desde tiempos universitarios, Luis Videgaray y José Antonio Meade, traen sus fricciones. Los secretarios de Relaciones Exteriores y Hacienda, el más fuerte tándem que había en el gobierno federal, han tenido diferencias sustanciales recientemente. La última, notable porque provocó una escaramuza donde el árbitro fue el presidente Enrique Peña Nieto, fue por el cabildeo de Videgaray con su jefe para que nombrara a Ana Lilia Herrera como directora de Banobras, en sustitución de Abraham Zamora, a quien se jaló como jefe de Oficina en la Cancillería. La petición de don Luis era para tener un premio de consolación para la senadora con licencia, que era a quien empujó para ser candidata del PRI al gobierno del estado de México, que el presidente, por supuesto, le concedió. Pero cuando don Luis le dijo a don Pepe Toño, el secretario de Hacienda reclamó. Es una decisión tomada, dicen que le dijo el hoy diplomático, y que si quería, agregó, que le dijera al Presidente. Eso hizo don Pepe Toño y convenció a Peña Nieto de tener en Banobras a un técnico, no a un premio de consolación, por lo que se nombró a un viejo amigo y colaborador de Meade, Alfredo Vara Alonso, con lo que dejó en su amigo Videgaray una herida más en el cuerpo.