Un Angel de apellido Pereyra que llegó tras el S19

20 de Abril de 2024

Un Angel de apellido Pereyra que llegó tras el S19

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Sin pensarlo dos veces, un ciudadano argentino con 30 años de experiencia en labores de rescate llegó a la CDMX para ofrecer su ayuda desinteresada

A Angel Pereyra “su necesidad de ayudar a los demás” lo trajo a México durante la emergencia tras el terremoto de magnitud 7.1 que hace tres meses, el 19 de septiembre, sacudió a la capital azteca. Tal y como se describe en el perfil de su página web La Hermandad de Bomberos, en donde narra lo que lo motivó a convertirse en bombero, paramédico y rescatista. Esa misma convicción lo llevó, sin pensarlo dos veces, a tomar un vuelo de más de ocho horas desde Buenos Aires, en su natal Argentina a la Ciudad de México, y ofrecer sus más de 30 años de experiencia en labores de búsqueda y rescate. Como responsable de las labores de rescate en el cuartel de Bomberos Voluntarios de la provincia de Dock Sud, además de subcomandante del Escuadrón de Rescates y Salvamentos en Altura (ERSA), Angel emprendió el viaje en solitario y se puso a disposición de los rescatistas mexicanos. Tras enterarse de los graves daños que dejó el sismo, su primer preocupación fue por una familia de amigos en México, de quienes pronto pudo verificar que no sufrieron pérdidas materiales significativas y quienes lo alojaron durante su estancia en el país.

Decidí no esperar pensando que el Consejo Nacional de la República de Argentina iba detrás mío con los grupos de mi país. Emprendí el viaje solo y al llegar me presente ante el superintendente primero de bomberos del DF y me asignó una tarea en principio en el multifamiliar de Tlalpan donde trabaje día y medio hasta que las autoridades locales decidieron que se iba a trabajar con maquinaria pesada”.

Pereyra no sabe porqué no se concretó el arribo de sus compañeros de cuartel o alguna delegación del consejo de bomberos de Argentina durante la emergencia. En sus palabras “no sabe qué pasó” o si hubiera sido un tema político en que la Cancillería no diera luz verde a los equipos argentinos o si México decidió no hacer uso de ellos. Pero lo que si sabe este padre de famila, es que su decisión de venir a México para ayudar, le deja una grata experiencia de vida. La permanencia del subcomandante Pereyra en México no se limitó a brindar su experiencia en el colapso de Calzada de Tlalpan cerca de Avenida Taxqueña. Tras ello, un grupo de rescate con binomios caninos lo llevaron a la zona cero del colapso en Álvaro Obregón 286, donde trabajó en apuntalar el primer piso, con cajas de vida para los rescatistas. Al ubicar que el equipo de su país no llegaba ni tenía comunicación directa con ellos, decidió ponerse a las órdenes de los encargados de logística y colaborar con el primer equipo que así lo requiriera. Así fue como, se presentó en el centro de comando del derrumbe que fue la mayor fosa tras la tragedia.

Me presentan a este hermoso equipo del RUM (Rescate Urbano México), donde soy recibido por el director general Federico Zavala, y me adoptaron. Ahí estuvimos los últimos 10 o 12 días en las tareas que el comando designara”.

Destaca que en los grupos mexicanos con los que trabajó, RUM y ERUM (Escuadrón de Rescate y Urgencias Médicas), la coordinación, el trabajo, el área de seguridad se respetaron todos los protocolos internacionales para el trabajo de búsqueda y rescate en estructuras colapsadas. “Me llevo una figura más que optima del grupo de rescate mexicano”, asegura. Ello, en contraste con su percepción desfavorable que le dejó la poca soltura y apoyo que ofreció el gobierno de México a sus propios rescatistas respecto a la prioridad y mayor participación que mostraron respecto a las brigadas internacionales que llegaron en la emergencia, como el grupo de Israel, quienes a su consideración no hicieron una labor del todo buena. Y también reconoce como “muy enriquecedor”, el haber trabajado junto a cuerpos de rescate de Canadá, Corea del Sur, Bogotá, Costa Rica y España.

Me pareció que por parte del gobierno mexicano faltó alguna bajada de línea, digamos más precisa y darle un poco más de soltura y de responsabilidad directa a los grupos de rescate mexicanos que están perfectamente preparados, tienes el material humano y profesional y recursos necesarios, incluso estas asociaciones civiles que no tienen sustento gubernamental y están a la altura de cualquier grupo USAR (Búsqueda y Rescate Urbano) de nivel intermedio”.

El dibujo de un rescatista con la firma de los países con los que colaboró en el derrumbe del 286, la foto de su casco de “líder 1 de ERSA” enmarcada con la bandera mexicana y la leyenda “Fuerza México” son algunos de los recuerdos que Angel se llevó de nuestro país para la posteridad. Tras la tragedia y el desconsuelo, su consejo al regresar a casa fue: “apoyen a sus grupos de rescate, para que sigan creciendo y tengan el material, las unidades y el apoyo gubernamental para trabajar. Para que la próxima vez que lamentablemente se requiera sean los grupos internacionales los que se pongan a la orden de los mexicanos y no al revés”.