Una de Hollywood

18 de Abril de 2024

Luis Alfredo Pérez

Una de Hollywood

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Quizá porque sus novelas están protagonizadas por vaqueros, ladrones de bancos, estafadores, mujeres policía y vividores, quizá porque no se tomaba muy en serio a sí mismo, o quizá porque valoraba poder dedicarse a lo que le parecía la mejor profesión del mundo, Elmore Leonard fue uno de esos raros escritores que disfrutaba escribiendo. Seguramente por eso su ritmo era fantástico y cada año publicaba una nueva novela, que sus lectores esperábamos como la visita anual de un amigo.

Pero Leonard falleció el año pasado, y para consolarme en el primer año sin novedades suyas recién vi la película 3:10 To Yuma (2007), protagonizada por Russell Crowe y Christian Bale, y a continuación releí el cuento de Leonard Three-Ten To Yuma (1953) en la cual está basada.

La diferencia entre ambas es un cursillo exprés sobre la manera en que Hollywood se plantea sus películas.

El cuento de Leonard relata cómo un ayudante de sheriff llega al amanecer al pueblo de Contention (Arizona) con un criminal, al que debe poner en el tren de las tres con diez de la tarde rumbo a Yuma para que ingrese en prisión. A continuación narra la larga mañana en la cual el protagonista debe evitar que el prisionero escape, primero; segundo, protegerlo de la inesperada venganza del hermano de una de sus víctimas; y tercero, enfrentarse a la banda del criminal, que quiere rescatarlo y está en el pueblo como una presencia invisible hasta que finalmente comienza su asalto.

Todo es lógico y razonable. El protagonista se pregunta si el riesgo que corre vale la pena, y en apenas veinte páginas Leonard pone al lector a pensar, a través de pequeños detalles, en cómo era la vida en el Viejo Oeste.

La película, en cambio, es una ensalada a là hollywood. Comienza con el matón del pueblo enviando a sus esbirros a quemar el granero de un pobre ranchero, porque no le ha pagado una deuda; el espectador se entera pronto de que, en realidad, el matón le ha dado la puntilla porque quiere quedarse con sus tierras, ya que en ellas se construirá una nueva línea de ferrocarril.

La siguiente escena es un espectacular atraco a una diligencia, hecha por un brillante criminal que además tiene sensibilidad artista –– antes del asalto está dibujando a lápiz un halcón. Lo curioso es que el tipo es muy, muy inteligente, pero lo primero que se le ocurre para celebrar el éxito del asalto es ir al pueblo a beber y acostarse con la tendera porque le recuerda a la mujer de la que siempre ha estado enamorado; al genio ni siquiera se le ocurre esconder su caballo, así que el sheriff ––que está vendido al matón del pueblo–– lo atrapa.

Ahora, claro, hay que llevarlo a que tome el tren rumbo a Yuma. Pero como al sheriff le quedan pocos esbirros, el ranchero acepta acompañarlo a cambio de dinero, aunque eso suponga ayudar a su enemigo; y para complicar más las cosas, el hijo del ranchero, que desprecia a su padre por agachado, sigue a la comitiva a escondidas.

Imagino que a estas alturas usted puede calcular lo que vendrá a continuación. Pero si tiene dudas, puede resultarle instructivo echar un vistazo a los documentos que un grupo de hackers robó al estudio Sony y que han ido filtrando en internet –– para festín de los tabloides.

En esos documentos hay de todo. Desde correos electrónicos entre productores y ejecutivos llenos de groserías, mala leche, comentarios racistas, burlas y amenazas, hasta información sobre el estado de salud de varios actores y sus familias. Más interesante para lo que nos ocupa, hay también filminas de PowerPoint que muestran las guías maestras usadas para hacer varias películas. Por ejemplo:

Los temas principales para las segunda parte de Los Pitufos fueron: Color azul. Familia. Amor y felicidad. Trabajo en equipo. Magia. Desagradable contra agradable. Amistad. Tú eliges lo que quieres ser. Ecología y productos verdes.

La audiencia a la que debía dirigirse una película de Will Smith: Mujeres. Familias. Fans de viajes y aventuras. Fans de libros de cómics. Early adopters. Fans de Will Smith. Fans de la mujer de Will Smith. Fans de deportes extremos. (No vi la película, pero si el guionista consiguió cubrirlo todo –– mis respetos.)

Las categorías de productos que debía abarcar Spiderman 2: Estaciones de gasolina. Bebidas carbonatadas. Dulces de marca. Adhesivos. Antivirus. Electricidad. Viajes. Relojes. Snacks salados. Restaurantes de comida rápida.

Viendo la manera en la cual se diseñan las películas de Hollywood, se comprende por qué son tan malas, tan repetitivas y tan absurdas. Pero viendo las luchas de ego entre ejecutivos, directores, productos y artistas, resulta admirable que al final consigan hacer algo –– aunque sea un bodrio, tiene mérito.

Volvamos a la película 3:30 To Yuma. Camino a la prisión el criminal mata a los malos de entre los buenos, después trabaja junto con los buenos de los malos para sobrevivir a los indios, antes de caer en las garras de un sheriff aún más turbio que el otro. Pero es rescatado por los buenos, con uno de los cuales desarrolla un lazo de afecto y humanidad que hace que al final acepte ir a prisión con tal de que el bueno más bueno recupera la admiración de su hijo, aunque eso suponga que el criminal mate a sus propios compañeros de fechorías cuando vienen a rescatarlo –– porque a final de cuentas, los sentimientos bonitos siempre triunfan. ¿No es verdad?

En la última escena el bueno más bueno de todos los buenos muere de todas formas, pero el criminal sube por su propio pie al tren que lo llevará a prisión, no sin antes hacerle saber al espectador que se ha escapado ya tres veces de ella, y de silbarle a su caballo –– que se va siguiendo al tren como si fuera un perro.

Al final, el espectador sale triste pero convencido de que el mundo no es tan malo como parece. ¡Gracias, Hollywood!

(Esta columna se va de vacaciones. Nos vemos de vuelta en enero.)

@luisalfredops