Una historia de capacidades diferentes y solidaridad

24 de Abril de 2024

Tuni Levy

Una historia de capacidades diferentes y solidaridad

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Desiree Andrews es una porrista. Lleva el mismo uniforme que sus compañeras y una colita de lado. Es ligeramente más pequeña que el resto de las niñas y sus dos mejillas rojas resaltan en su rostro. Anima al equipo de basketball de la escuela secundaria “Lincoln”, en Kenosha, Wisconsin. Desiree se mueve a su propio ritmo y no lleva los pasos exactos del resto del grupo. La joven de octavo año escolar tiene Síndrome de Down.

El año pasado durante un partido unos estudiantes le hicieron burlas desde las gradas mientras la joven hacía su rutina de porrista. En el receso tres jóvenes basquetbolistas abandonaron la cancha para hacer frente a los bullys. “Cuando escuché que hablaban de ella me enojé”, explicó uno de los jóvenes. “No te metas con ella”, fue lo que otro claramente les hizo saber a los niños de las gradas. “Pueden parar, eso no está bien”. Posteriormente el resto de los jóvenes deportistas mostraron su apoyo.

“No es justo que otros traten mal a las personas ya que somos todos iguales”, explicó uno de los miembros del equipo a la prensa. El evento cambió a la pequeña escuela del pueblo. Ahora planean reinaugurar el gimnasio con el nombre de “D`s House”. El padre de la porrista en una entrevista expresa que ha tratado de hablar con los chicos que defendieron a su hija pero que las lágrimas se lo impiden.

Desiree camina en el pasillo de la escuela para dirigirse a su clase acompañada por miembros del equipo.