La semana pasada, Abel Hibert, asesor económico de Andrés Manuel López Obrador, admitió en una conferencia de LatinFinance en la Ciudad de México que de ganar la Presidencia, podría no trasladar la nueva terminal a otro lugar por los costos que ello implicaría. No fue una declaración sin un mar de fondo. El martes de la semana pasada, totalmente imprevisto, López Obrador, en compañía de Higinio Martínez y Delfina Gómez, el dúo político de mayor poder en Texcoco, se presentaron en la obra del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México, que se encuentra precisamente en ese municipio. López Obrador fue recibido por los responsables de la obra, quienes le detallaron todo lo que se ha hecho y lo llevaron a visitar la construcción misma. El candidato presidencial ha dicho que se trata de una obra faraónica pero, dicen los que saben, los encargados de la obra le comentaron que sus colaboradores no le dieron toda la información y tras conocerla pidió a José María Riobó, ingeniero que ha estado muy cerca de él como proveedor y asesor desde que era jefe de Gobierno en la Ciudad de México que, en efecto, averiguaran todo y le informaran mejor.