El municipio veracruzano es un cementerio clandestino y hace 10 días fue descubierta la primera fosa, pero familiares de los desaparecidos dicen que no son todas
Jair Avalos
Alvarado es un pueblo de la costa central de Veracruz, uno de los más llamativos por su negritud y particular estilo para expresarse. Es un lugar para pescar y vacacionar.
Actividad. Los habitantes del municipio viven de la pesca.Todos los días a las cuatro de la mañana despiertan los habitantes para ir de pesca, al tener de frente al Golfo de México, una laguna formada por la afluencia del río Blanco y el Papaloapan que también se unen con la capital, además de 47 kilómetros cuadrados de manglares.
Fueron esas condiciones geográficas las que en los últimos años atrajeron a grupos criminales. Comenzaron los secuestros y asesinatos de vecinos y vacacionistas.
Ha regresado de a poco la calma y la música ya comienza a resonar, pero el miedo aun escurre en las calles. No sólo porque todavía cruzan esos grupos criminales, sino por la justicia que no ha llegado y las heridas que no sanan.
›Lo que hace unos meses era rumor ha ido tomando forma: 47 cráneos y “múltiples restos humanos” en una fosa clandestina ubicada en Arbolillo, ubicada a 10 minutos de la cabecera municipal.
Por ser un municipio semiconurbado en la zona Veracruz-Boca del Río con caminos que conectan a Veracruz, Boca del Río, Medellín, Paso del Toro y Tlalixcoyan, Alvarado le pareció a los sicarios un lugar perfecto, donde las extorsiones, asesinatos y secuestros se dispararon en los últimos años.
Al crimen organizado se le “hizo fácil venir a dejar esos cuerpos ahí. Pensaron que nunca nadie los iba a encontrar o que el agua se los llevaría en la crecida del río”, comenta una señora que desciende de un autobús en el ejido Buen País, colindante con Arbolillo. 
A las organizaciones civiles que buscan a sus familiares desaparecidos les dijeron que en las noches los sicarios tiraban los cuerpos en los terrenos, manglares y en los cuerpos de agua, por lo que la fosa de Arbolillo podría ser el principio.
La violencia dañó la economía de Alvarado, pero la sobrexplotación de la laguna, el crecimiento turístico y el daño ambiental también empobrecen a la comunidad dedicada a la caza de ostión, camarón cristal, mojarras, tilapias y robalos, actividad reforzada por la exportación de mariscos hacia otras ciudades veracruzanas, la Ciudad de México, el Estado de México y Puebla.
Williams Palacios Yépez, administrador de una cooperativa en el municipio, asegura que “poco a poco los pescadores dejan de percibir ingresos suficientes para que una familia se mantenga”.
Lo que no logró hasta ahora la violencia, lo puede conseguir la ausencia de producción pesquera:
Tiradero. A 10 kilómetros del centro del municipio está la fosa principal.“La violencia ha crecido porque esta laguna está sobre explotada y si hace 10 años regresabas con 15 de kilos de camarón, ahora regresas con siete o cinco kilos. Todo el pueblo vive de esto. Si la pesca muere, Alvarado muere con ella”, sentencia Williams.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), 10% de 53 mil habitantes son pescadores que generan empleos directos e indirectos.
Prefieren olvidar
El descubrimiento de fosas no fue una buena noticia para los pobladores que prefieren olvidar, no sólo por las consecuencias de inseguridad que les pueden acarrear, sino por la caída del turismo. “Eso ya pasó, que las autoridades se hagan cargo ahora de eso”, dice el dueño de uno de los 10 restaurantes en Arbolillo.
El principal punto de las fosas se encuentra a 10 kilómetros del centro del municipio, frente a la Laguna de Alvarado y a pocos kilómetros frente al mar.
Testimonios. Los pobladores advertían a quienes buscaban a sus familiares que en la noche los sicarios tiraban los cuerpos en la laguna.La Fiscalía de Veracruz recorrió un perímetro de 120 metros cuadrados, y ahí se encontraron 47 cráneos en ocho fosas que fueron recuperadas por peritos estatales y la Policía Científica.
Los rondines de los elementos de la Secretaría de Seguridad Pública, policía Naval y Ministerial se hicieron comunes para la gente del pueblo.
La tarde cae entre las nopaleras. Ya han pasado más de 11 días desde que dieron a conocer el hallazgo del cementerio clandestino y la comunidad quiere retomar la normalidad, pero saben que tal vez eso ya no ocurra.
“El problema de las fosas en los pueblos es que los narcos matan dos veces: asesinan a la gente y asesinan la tranquilidad de los pueblos. Los maleantes ahora usan nuestra tierra para sembrar la muerte”, lamentó mientras descansa los pies un pescador a quien los vecinos simplemente llaman El Memo.
