Si hay una elección en llamas este 5 de junio, esta es Veracruz. Todo quema ahí. Este fin de semana dos ataques armados dejaron un saldo de seis muertos y 10 heridos en Xalapa y Orizaba, y la oposición acusó al Gobernador Javier Duarte de un presunto desvío de recursos públicos. Esto es sólo el colofón de acusaciones y difamaciones de pederastia y corrupción, que han pintado la campaña electoral para Gobernador en amarillo escándalo. Pero esto es sólo lo que se ve. Lo que no se ve es más violento porque habla de una ruptura dentro del PRI, en los más altos niveles donde la gubernatura no es el fin de un proceso, sino la antesala de lo que vendrá delante.
Lo que ha sucedido en las últimas semanas de la campaña habla de varios niveles de competencia. Veracruz es el tercer Estado en peso electoral del país y nunca ha estado en otras manos que no sean las priistas. Para el 5 de junio es la elección más importante de todas y lo que se juega ahí lleva directamente a la sucesión presidencial en 2018. Duarte, que comenzó su gobierno en el establo político del Secretario de Hacienda, Luis Videgaray, lo terminará en el del Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, quien compite por la candidatura del PRI con su colega de gabinete y con el presidente del partido, Manlio Fabio Beltrones.
Duarte ha estado operando en estas últimas semanas en contra de los primos Yunes y a favor de García, el candidato de Morena. Ha sido tan obvio su apoyo, que se ha convertido en uno de los temas que se han venido mencionando en las columnas políticas de la prensa en la Ciudad de México. A esos esfuerzos se han sumado diputados y petroleros priistas vinculados al Secretario de Gobernación. ¿Qué tanto tienen el aval de Osorio Chong? No hay una prueba directa que los una, salvo las propias indiscreciones de los operadores priistas, particularmente en el norte de Veracruz, de que tienen el respaldo del hidalguense. La derrota del PRI en esa elección sería una derrota clara de Beltrones, y elevaría los costos para el candidato de Videgaray, que optó por no impulsar a su candidato, el senador José Yunes, para esta gubernatura corta, y llevarlo en la boleta del 2018.
La forma como están jugando los priistas en las sombras, están siendo sumamente rudas al plantearse la lucha intramuros en términos de objetivos personales por encima de los generales para el PRI y el Presidente Enrique Peña Nieto. A cerca de un año y medio para que se decida la sucesión presidencial dentro del PRI, los pre candidatos tricolores están viendo el árbol pero no el bosque, si se pudiera utilizar esta metáfora que raya en el lugar común.
Veracruz es el ejemplo. Uno de los estados de mayor crecimiento de Morena es ahí, en buena parte por el conocimiento de varios de sus líderes de la entidad, como Rocío Nahle, la coordinadora parlamentaria del partido, quien le ha asegurado a López Obrador, inclusive mucho antes de comenzar este proceso por la gubernatura, que Veracruz sería de ellos. La forma como está operando Duarte y las huestes de Osorio Chong podrían acortar el tiempo para la concreción de esa promesa. Sería a costa del PRI, y en beneficio de López Obrador. Este es el árbol. El bosque es que si Veracruz se va para Morena, López Obrador tendría dos entidades en la bolsa para 2018, porque no se ve quién podrá despojarlo de la Ciudad de México, y lo colocará en la antesala de Los Pinos. No será lo que buscaban, pero será lo que logren.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
twitter: @rivapa