Las carencias que han sufrido distintos hospitales alrededor del mundo, como la falta de equipo médico, jornadas de trabajo largas y sin descanso; sumado al caos que ha provocado la pandemia por Covid-19, hizo que el personal médico llegara a su límite y desistieran de su profesión.
Tal es el caso de la francesa Nolwenn Le Bonzec quien durante años dedicó su vida a la labor médica y ahora prefiere hornear pasteles.
“Trabajé en hospitales durante cinco años y poco a poco he visto cómo se deterioraban las condiciones de trabajo y la salud se convertía en una mercancía”, dice a AFP la joven de 27 años, que ahora es responsable de los ‘cupcakes’ de la tienda “Lilicup”.
Nolwenn asegura que dejó atrás, y sin remordimientos, su experiencia hospitalaria y está convencida de que ese cambio “ha salvado mi salud mental”.
La joven ya se cuestionaba su situación cuando llegó la primera oleada de la pandemia de coronavirus.
“Psicológicamente fue difícil trabajar en unidades de aislamiento, tener que luchar por mascarillas. Asumimos riesgos por nuestra salud y la de nuestros seres queridos. Y veíamos pacientes que no tenían derecho a visitas, que estaban solos, que murieron solos”, recordó.
Al igual que ella, Thomas Laurent, un enfermero de 35 años y quien durante 15 años laboró en hospitales, quiso cambiar su vida y cumplir otro sueño que tenía desde hace tiempo. Apasionado por las historietas desde su infancia, comenzará en enero su formación de librero, que es requerida en Francia.
Dato. Médicos ya no tuvieron fuerzas para soportar la presión, la frustración y sobre todo una “pérdida de sentido” de su trabajo:
Thomas renunció a su servicio de urgencias en un famoso hospital de Lyon, Francia, por considerar que las condiciones para el ejercicio de su profesión “ya eran insostenibles”.
“Pasamos años pidiendo mejores condiciones laborales. Pero el gobierno (belga) no nos toma en serio. De haber continuado, dice a la agencia francesa de noticias, estaría en depresión. Hicimos manifestaciones, nos movilizamos, pero nada cambió”, lamentó Le Bonzec.
Desde que dejó el hospital Laurent duerme mejor y la presión “ha desaparecido”.
Astrid Van Male, una enfermera belga que se ha especializado en el agotamiento de sus colegas, dijo a la agencia AFP que el trabajo afecta especialmente los más jóvenes “porque llegan a la profesión con sus ideales, pero reciben una ducha fría ante la realidad, y no siempre cuentan con el apoyo y la supervisión que deberían”
Algunos incluso se sienten culpables por tomarse un tiempo libre y aumentar la carga de trabajo de sus colegas.
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