Agradecer

18 de Abril de 2024

Ana Saldaña

Agradecer

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Hoy es Día de Gracias en los Estados Unidos. Desde niña, este día ha sido un evento importantísimo en mi vida familiar. Para mí el Día de Acción de Gracias desde que tengo memoria gira en torno a reuniones con mis seres queridos y amigos. El objetivo: agradecer lo que la vida nos ha dado en este año.

Es un festejo, que me encanta porque es cero comercial. Aquí no hay nada de regalos, ni de decoraciones excesivas. De lo que se trata es de dedicarle el cuarto jueves del mes de noviembre a la reflexión y agradecimiento.

Pero, ¿y esta celebración que significa? Todos en algún momento, hemos escuchado la historia de que este festejo se originó en Massachusetts cuando los indios nativos ayudaron a los peregrinos que llegaron a América a cultivar las tierras y pescar, salvándonos de una hambruna. Originalmente, fue un día que giraba en torno a la religión, donde se agradecía a Dios por las posesiones materiales, la familia y una buena cosecha. Han pasado muchos años. Hoy, cada vez influye menos el factor religioso y claro el agrícola, sin embargo la oportunidad de dar gracias, perdura.

Este año una de las cosas que agradezco es que estaré celebrando este día con mi abuela materna y mi marido a quienes tendré el gusto de consentir con una comida que preparé que espero transmita en cada bocado lo mucho que los quiero. También agradezco la fortuna de contar con una familia y amigos que llenan mi vida de amor y alegría. Tengo mucho de que estar agradecida en el ámbito personal y también en el profesional.

Sin embargo, algo que agradezco son las bendiciones que tengo en la vida que a veces doy por hechas hasta que algo nos cimbra. Veo como en nuestro país y en el mundo entero la maldad del ser humano toca la vida de ciudadanos inocentes y sus familias que ni la deben, ni la temen. También veo como el mundo responde a tragedias como la recién sucedida de París.

Por lo mismo, también agradezco haber podido de primera mano conocer la bondad de musulmanes, entre ellos sirios, cuando visité su país hace 5 años, para rehusarme a etiquetarlos como terroristas. Todavía recuerdo como si hubiese sido ayer cuando me senté en un parque en Aleppo para observar el pasar de la tarde, mientras se ponía el sol y se escuchaban los llamados en las mezquitas para levantar el ayuno del Ramadán. Ahí empecé a observar al dueño de la pescadería, un señor canoso como de unos 60 años con un delantal blanco y unas botas de hule del mismo color desmontar su mostrador y limpiar metódicamente con agua y cloro todo su local. Después, lo vi sacar unas mesitas con unos manteles planchados a la perfección y poner comida sobre ellos. Pensé que tal vez la vendería, aunque en realidad después me di cuenta que era para regalar a todos los que pasaban en rumbo a su casa para levantar el ayuno. Después de un rato de estarlo observando, se acercó adonde estaba sentada con una gran sonrisa, mejillas sonrojadas y en sus manos curtidas por el trabajo y me dio un regalo que todavía me saboreo: un pequeño vaso de plástico con un aromático y delicioso caldo de pollo con delgados fideos, que después aprendí ayudaba para preparar al estomago para comer y romper el ayuno. Después, regresó con un plato lleno de keppe crudo de cordero que juro nunca he vuelto a probar uno igual, así como otros platillos con base de arroz y verduras. A señas y en un inglés rudimentario me explicó que una parte importantísima del Ramadán, conocida como Zakat, es mostrar generosidad y caridad hacia los demás sin importar su religión o nacionalidad. Orgulloso me daba la bienvenida a su país y me pedía que compartiera con el resto del mundo lo bonito que era Siria y lo bueno de sus habitantes para invitarlos a conocer su país. ¿Quién podría haber anticipado en ese momento tan lleno de esperanza cuando finalmente los turistas estábamos visitando Siria cada vez en mayor número lo que el futuro les traería? Todavía me pregunto que habrá pasado con el señor y su familia que tanta generosidad me mostró ese día. Sobre todo es difícil imaginar que aún siga con vida, después de ver las imágenes de la misma plaza convertida en el centro de batallas que han desplazado a innumerables familias, dejándolas sin nada. Así, tengo muchas más historias, siempre viendo las caras de las personas en mi memoria que durante mi viaje me acogieron y me enseñaron que no podemos etiquetar a todo un grupo, ni pensar que todos son malos. Esas muestras de generosidad que hoy todavía viven en mi memoria y que nunca se me olvidarán. Así, agradezco aún más todo lo que tengo, agradezco esos momentos con extraños que hoy en día viven en mi corazón y que son muestra de la bondad humana, a pesar de lo efímero que puede ser el momento.

Por lo mismo, te invito a que te integres a este festejo. No necesariamente tienes que preparar una gran cena. Hoy jueves de Acción de Gracias, pausa por un momento, date cuenta de todas las bendiciones que tienes en tu vida, reflexiona y da las gracias a tu manera.

Espero que tengas un maravilloso día y recuerda: ¡Hay que buscar el sabor de la vida!

***

Te comparto la receta que todos los años hacemos en mi familia.

Pay de Calabaza

2 huevos batidos 2 tazas de puré de calabaza ¾ tazas de azúcar ½ cucharadita de sal 1 cucharadita de canela en polvo ½ cucharadita de jengibre en polvo ¼ cucharadita de clavo en polvo 1 2/3 cucharadas de leche evaporada (clavel)

Masa para pay

1 tazas de harina Pizca de sal ½ a 2/3 tazas de aceite Leche para completar una taza completa

Incorporar los ingredientes rápidamente. Estirar con la ayuda de un rodillo entre papel encerado.

Mezclar los ingredientes en el orden que están enumerados. Poner en un refractario para pay la masa estirada cortando un círculo. Agregar la mezcla para pay. Cocinar a 220 grados Celsius por 15 minutos y después reducir la temperatura a 175 grados y continuar cocinando por 45 minutos hasta que puedas poner un palillo en el centro y salga limpio.