La Arquidiócesis de México urgió a generar una mentalidad de rechazo a todo aquello que dañe a la sociedad, sobre los principios sólidos de reconciliación, respeto y unidad, de lo contrario, la esperanza que se comenzó a gestar el 1 de julio, podría desvanecerse.
Con la alternancia en el poder se vive en México un clima de esperanza, que, sin embargo, podría irse a pique si no se trabaja concienzudamente en las sinergias necesarias entre gobierno, iniciativa privada y sociedad civil, que abonen a la reconstrucción del tejido social”, anotó.
La Iglesia Católica expresó que por esta razón urge generar una mentalidad de rechazo a todo aquello que dañe a la sociedad, a fin de irnos concibiendo como una sola familia, deseosa de erigir nuestra casa sobre los principios sólidos de reconciliación, respeto y unidad.
“A México, resaltó la Arquidiócesis, le duelen los asesinatos y las desapariciones; las violaciones a los derechos humanos; el crimen organizado; la corrupción y la impunidad de la clase política”, agregó.
Por otro lado, la Arquidiócesis de México expresó que también le duele la pobreza y la migración; la degradación de los valores morales, pero sobre todo la desconfianza que ha permeado en todos los ámbitos de la sociedad y que afecta al trabajo conjunto para el desarrollo integral del país”. En este marco destacó su preocupación, en especial, a la falta de confianza de la sociedad en las instituciones públicas, principalmente en aquéllas que tienen la responsabilidad de velar por la justicia y la seguridad.
El gobierno, en todos los niveles, enfrenta en este sentido quizá el mayor de los desafíos, pues los mexicanos han demostrado no estar dispuestos a seguir cediendo sus espacios públicos a la delincuencia organizada, con el riesgo que esto conlleva para las estructuras gubernamentales y para la sociedad misma”, indicó
Finalmente, la Iglesia, considerando que México es un país mayoritariamente católico, resaltó que tiene una gran responsabilidad en el devenir nacional.
De tal suerte y si realmente desea colaborar como institución en la reconstrucción del tejido social, debe comenzar por su propia casa, mediante la autocrítica y el ataque frontal a todo lo que no va de acuerdo con su misión”, concluyó.