Morena, el fin justifica cualquier medio

16 de Abril de 2024

Hannia Novell

Morena, el fin justifica cualquier medio

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Morena le apuesta a la popularidad y quiere el carro completo. De cara a las elecciones de junio, el Movimiento de Regeneración Nacional se ha convertido en una maquinaria electoral cuyo único propósito es asegurar la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados, ayuntamientos y congresos locales.

Mario Delgado, el dirigente nacional, decidió hacer a un lado la experiencia y militancia de quienes han acompañado al Movimiento desde sus orígenes y se empecinó en utilizar las encuestas como método de selección de candidatos y como un antídoto contra el amiguismo, influyentismo y el sectarismo.

En el partido en el poder están confiados. Creen que el arraigo de sus candidatos le garantizan los votos que requieren en las urnas para llenar de oxígeno los pulmones de la 4T. La mala fama pública de sus abanderados es lo de menos. Hay Toro, Félix Salgado dixit, van derecho y no se quitan.

Al dirigente de Morena le importan muy poco los estatutos de su partido, los cuales señalan que la trayectoria, los atributos ético-políticos y la antigüedad en la lucha por causas sociales son valores indispensables para seleccionar candidatos.

En los estados de Guerrero, Colima, Nuevo León, Zacatecas, Chihuahua y Michoacán, los aspirantes cuestionaron el proceso de selección y exigieron transparencia en las encuestas, pero encontraron una total indiferencia.

Si se atrevieron a desafiar al movimiento feminista con la postulación de Salgado Macedonio, no tienen empacho alguno en ignorar los reclamos al interior de sus trincheras.

Existen figuras políticas que se niegan a perder los privilegios de vivir a costa del erario y, en lugar de dar la batalla al interior, eligen el camino de los desertores. Cristóbal Arias volvió a cambiar de camiseta. Fue militante del PRI, luego se integró al denominado Frente Democrático Nacional, más tarde se unió al PRD y después estuvo en Morena. Hoy es el flamante candidato de Fuerza por México al gobierno del estado de Michoacán.

Otras están dispuestas a aceptar con sumisión las decisiones cupulares, aunque eso implique traicionar principios y convicciones. Ese es el caso de Beatriz Mojica, quien después de levantar la voz contra Félix Salgado, ya está cómodamente instalada en la campaña a gobernador de quien ha sido señalado como un violador.

Ante la falta de liderazgos locales, Morena también estuvo de caza. Sin importar trayectorias ni ideologías, les abrieron sus puertas a férreos opositores del Gobierno Federal, como Jessica Cabal y Luis Antonio Magdaleno. Los diputados locales abandonaron al PAN para conseguir la candidatura de Morena a las presidencias municipales de Abasolo y Acámbaro, Guanajuato.

En Quintana Roo, los morenistas abrazaron las aspiraciones de Raymundo King y lo postularon como candidato a la presidencia municipal de Othón P. Blanco, pese a las evidencias de que es un incondicional de Roberto Borge, el exgobernador priista preso por corrupción.

El proceso de selección de candidatos no ha estado exento de grillas entre las tribus de la 4T, a la luz del número de candidatos seleccionados de cada bando. En el juego de vencidas parece haber salido victorioso Gabriel García, coordinador de Programas Integrales de Desarrollo del Gobierno federal, frente al grupo de Ricardo Monreal, coordinador parlamentario en el Senado.

El pragmatismo utilizado por la dirigencia de Morena ha provocado el enojo e indignación de la estructura partidista. No sería la primera vez que la militancia opte por apoyar las campañas de otros partidos para hacer valer su voz y peso político.