Como relojería suiza, las tres principales fuerzas políticas del país se encuentran inmersas en la renovación de sus respectivos liderazgos. Mientras el PRI ha logrado el relevo del doctor César Camacho en la persona del experimentado Manlio Fabio Beltrones, el PAN concretará el relevo de Gustavo Madero en la persona de Ricardo Anaya este viernes. Ello no exento de fisuras y raspaduras. El partido que aún no concreta su renovación es el PRD, instituto político al mando de Carlos Navarrete Ruiz, un político que ha demostrado en los hechos que no está casado con los cargos, sino con la responsabilidad de llevar a buen puerto al partido más representativo de la izquierda en México. Fundador del sol azteca, Carlos Navarrete sabe que se requiere una renovación a fondo del PRD, pues de ello depende la cohesión y futuro de la fuerza de izquierda mas importante de Mexico. El reto no es menor, pero el primer y trascendental paso lo ha dado el mismo Carlos Navarrete, quien en una muestra de compromiso y visión de futuro, puso sobre la mesa del Consejo Nacional de ese partido su renuncia, si ésta ayudaba a que el partido concretara su replanteamiento y reencauzara sus objetivos. Renuncia que fue aceptada y que en unas cuantas semanas será efectiva, cuando se elija a un nuevo presidente. Lejos de aferrarse al poder, Carlos Navarrete Ruiz ha confirmado que la política no son los cargos, sino la lucha, lucha que lo llevará a encabezar la refundación del sol azteca y darle futuro a un partido que algunos quisieran ver extinto, en aras de sus intereses personales. Pero Carlos Navarrete no les va a dar ese gusto a quienes hasta hace unos meses militaban en ese partido político y que hoy quisieran verlo muerto. No cabe duda, Carlos Navarrete es un demócrata coherente y sensato.
Carlos Navarrete demuestra de qué está hecho
