CONADE: ¿medallas vs. la salud?

24 de Abril de 2024

CONADE: ¿medallas vs. la salud?

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Esta Comisión y sus similares estatales reproducen el privilegio al alto rendimiento, aunque el medallero olímpico da cuenta de sus limitados resultados, y desestima otras tareas esenciales: la cultura física y el deporte popular en un país con altos niveles de sobrepeso y obesidad

Hay preocupación porque nuestros atletas han conseguido pocas medallas en Tokio. La Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (CONADE) se vuelve muy visible en estos tiempos, ya sea porque presume resultados o porque se le exige ofrecer explicaciones por la falta de ellos. Sin embargo, no suele hacerse referencia a esta institución cuando se habla de las alarmantes cifras de sobrepeso y obesidad en el país, aun cuando es también responsable de fomentar la cultura física entre toda la población. ¿Es más importante obtener medallas deportivas que tener un país saludable? Claramente no, pero el avance en ambos frentes tiene importantes coincidencias en cuanto a las estrategias a seguir.

México produce un número muy bajo de medallas olímpicas en comparación con su tamaño. En la historia de los juegos olímpicos, desde 1896 y sin contar los actuales, México ha ganado un total de 69 medallas: 13 de oro, 24 de plata y 32 de bronce (Wikipedia). El décimo país más poblado del mundo ocupa la posición 41 en el medallero histórico. Entre 2000 y 2016 obtuvimos 27 de esas medallas, resultado de alcanzar entre 4 y 8 de ellas por edición. Para ganarlas, hay que tener muchos atletas de alto rendimiento; y para ello hay que impulsar el deporte entre toda la población. De ahí que resulte estratégico apuntar esfuerzos hacia la base de la pirámide: fomentar la práctica deportiva desde la edad temprana, de manera que niños y jóvenes crezcan saludables y adquieran habilidades que la práctica deportiva ayuda a desarrollar. Muchos de ellos sobresaldrán y, con la preparación adecuada, podrán aspirar a niveles de competencia nacional e internacional.

La CONADE tiene a su cargo la promoción de la actividad física, la práctica de deportes organizados y el deporte de alto rendimiento. La primera es la que requerimos todas las personas, independientemente de nuestra edad o habilidad para la práctica deportiva. La OMS define la actividad física como “cualquier movimiento corporal producido por los músculos esqueléticos, con el consiguiente consumo de energía. La actividad física hace referencia a todo movimiento, incluso durante el tiempo de ocio, para desplazarse a determinados lugares y desde ellos, o como parte del trabajo de una persona. La actividad física, tanto moderada como intensa, mejora la salud” (OMS). Salir a caminar por las tardes, preferir las escaleras a los elevadores o ir al trabajo en bicicleta son ejemplos de ello. La cantidad de actividad recomendable depende de la edad de cada persona, y en la propia página de la Organización se ofrecen recomendaciones específicas para cada grupo de edad. Por sus implicaciones en la salud de toda la población, y en un país con altos niveles de sobrepeso y obesidad, ésta tendría que ser la mayor prioridad de la CONADE como institución pública.

La práctica de deportes organizados se refiere a la participación en cualquier actividad, individual o colectiva, que siga las reglas específicas de un deporte. En adición a los beneficios de la actividad física, la práctica deportiva ayuda a fortalecer habilidades de mucha utilidad para la vida personal y profesional, entre las cuales se encuentran la disciplina, la autorregulación, el diseño e implementación de estrategias, la colaboración (cuando se trata de deportes en equipo) y la posibilidad de entender que, más allá de ganar o perder, debe prevalecer un sentido de convivencia con las demás personas. El sistema educativo es un ambiente ideal para estimular la práctica de deportes, pues facilita su organización y puede acompañar la adquisición de estas habilidades.

El deporte de alto rendimiento es el que llevan a cabo las personas que pueden aspirar a participar en competencias nacionales e internacionales, por contar con habilidades excepcionales para alguna disciplina. Aquí entra la identificación y el desarrollo de talentos deportivos para que puedan contar con los apoyos necesarios para aprovechar su potencial: entrenadores, instalaciones, equipamiento, asistencia a competencias, médicos, nutriólogos, psicólogos, etc. Y desde luego un objetivo central es que lleguen a representar exitosamente al país en competencias internacionales, siendo las olimpiadas el gran referente para la gran mayoría de deportistas.

¿Cómo interactúan la CONADE con la SEP y las escuelas para fomentar la cultura física y el deporte? Poco o nada. En las escuelas, ambas acciones están a cargo de Licenciados en Educación Física que tienen vinculación mínima o nula con la CONADE o con los institutos estatales de deporte.

De manera excepcional, en 2019 esta Comisión y la Escuela Superior de Educación Física (ESEF), que forma a esos maestros en la Ciudad de México, anunciaron ruidosamente un programa para la formación de entrenadores de béisbol, el deporte presidencial. En lo general, la CONADE y sus similares estatales reproducen una lógica que prioriza el alto rendimiento, pero desestima la cultura física y el deporte popular.

Es tiempo de reorientar recursos y atención hacia la activación física y el deporte escolar o popular. Y de mostrar al deporte como un extraordinario recurso para el desarrollo humano. A la altísima incidencia del sobrepeso y la obesidad en el país, se le suma ahora la escasa cosecha de medallas como una razón más para priorizar estas actividades entre la población. Es cosa de salud, de formación integral, de identidad y de orgullo nacional.

Tiempos extra

Una medalla olímpica es un sueño para cualquier deportista de alto rendimiento, pero todos los que llegan a los juegos olímpicos deben sentirse orgullosos cuando hacen su mayor esfuerzo. Es triste leer o escuchar comentarios que demeritan a los deportistas nacionales por no conseguir una medalla, más aún cuando quien critica no tiene ni tendrá logro alguno que lo ponga, como a quienes critica, entre los mejores del mundo.

El nadador mexicano de aguas abiertas Antonio Argüelles busca en estos momentos cruzar el Canal de la Mancha de ida y vuelta. A sus 62 años de edad, se convertiría en la persona de mayor edad en lograrlo en el mundo. El solo intento ya lo hace ganador. En espera del resultado, de lo que no hay duda es que seguramente disfrutará enormemente la experiencia. Muchas felicidades por ello.