“… pero sin la confianza del pueblo, ningún gobierno puede sostenerse en el poder”. Confucio.
El estadounidense Valdimer Orlando Key, un influyente científico político, quien fuera conocido por su estudio empírico de las elecciones y el comportamiento político de la sociedad, aseguraba que la confianza interpersonal e institucional es fundamental para el funcionamiento de una democracia, ya que promueve un mayor nivel de colaboración entre los ciudadanos que puede hacer que exijan más de sus gobernantes y acepten las reglas del juego democrático y apoyen al sistema.
Entonces para que una democracia como la nuestra funcione, es necesario reestablecer la confianza de la ciudadanía en las instituciones, sin embargo, esto se vislumbra muy complicado si desde niños se nos enseña a no confiar, esto puede ser de forma consciente o inconscientemente, por parte de los padres, los amigos, los maestros, los medios de comunicación.
Conviene recordar y tener presente una de las enseñanzas de Confucio sobre la confianza, quien decía que para la definición de un buen gobierno, se destaca la importancia de proveer a los gobernados lo suficiente para comer, en tener soldados para guardar el Estado y en saber ganar la confianza del pueblo. Y si una debiera sacrificarse, ¿cuál sería? –los soldados–. Y si uno de los dos restantes debiera sacrificarse, ¿cuál sería? –la comida–. Ya que desde el principio de los tiempos los hombres han tenido que morir, pero sin la confianza del pueblo, ningún gobierno puede sostenerse en el poder.
Una parte significativa de nuestros niños y jóvenes ya no confía en las instituciones. Esto indican los resultados de la Consulta Infantil y Juvenil 2015 organizada por el Instituto Nacional Electoral (INE), pues además de los gobernantes, los partidos políticos y el ejército, en quienes menos confían los consultados es en la policía.
La confianza en estas cuatro instituciones se va perdiendo conforme avanzan el rango de edad de los encuestados, mientras que un 80.9% de los niños de seis a nueve de edad respondieron que sí confían en la policía, solo un 21.7% de los adolescentes de entre 14 y 17 años lo hacen. https://bit.ly/1RIcwxJ
Seguramente el discernimiento de estos niños y adolescentes con respecto de dichas instituciones, es consecuencia de lo que perciben de los jóvenes y adultos a su alrededor. Sobre todo si consideramos que los niveles de confianza institucional de la ciudadanía mexicana son muy bajos, incluso reprobatorios.
La afirmación anterior, se hace con el conocimiento de varios informes que se han hecho en relación al tema, de entre los cuales se pueden destacar dos: el primero, es el “Informe País: Sobre la Calidad de la Ciudadanía en México” realizado por el INE en colaboración con el Colegio de México, en donde a nivel nacional el índice de confianza hacia instituciones y organizaciones no supera la mitad de los encuestados, salvo el ejército (62%), los maestros (56%) y la iglesia (55%), en contraste con las ONG (41%), el gobierno federal (36%), el INE (34%), los medios de comunicación (32%), los gobiernos estatal y municipal (30%), los empresarios (30%), los jueces (26%), los policías (22%), los sindicatos (21%), los partidos políticos (19%) y los diputados (18%). https://bit.ly/1lJO7dd
El segundo, es el que realiza el INEGI cada año, la “Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública, 2015”, en donde los niveles de confianza en las autoridades a cargo de la seguridad pública y nacional, y de la procuración e impartición de justicia son muy bajos, con respecto a las policías, el más alto es el de la Federal con 56% y el más bajo el que corresponde a la de Transito con 36%. https://bit.ly/1MGm7mV
Asimismo resulta paradójico, que ante la desconfianza en los canales institucionales, los propios policías recurran a las redes sociales para denunciar de forma anónima: abusos e irregularidades de sus mandos, así lo destaca un reportaje publicado el 28 de noviembre por el diario Reforma, como ejemplo, señalan que existen decenas de mensajes en Facebook o Twitter en donde denuncian a jefes policiales por presuntas extorsiones a comerciantes. https://bit.ly/1YFiVgW
En síntesis, una gran parte de la sociedad de todos los ámbitos, estratos sociales y edades no confían en nuestras instituciones policiales, como ya vimos, en ocasiones ni ellos mismos confían en su propia institución, lo cual nos lleva a cuestionarnos, ¿cómo ha sido posible que la confianza se haya degradado de tal forma?.
De acuerdo con una investigación del Wilson Center de Latinoamérica, históricamente en la región ha existido una mala relación entre la policía y la sociedad, misma que se ha visto agravada en las últimas décadas derivado de las leyes antidrogas que actualmente se emplean; ya que existe la percepción por parte de la ciudadanía de que la policía es corrupta e ineficiente, y de que aplica dichas leyes solamente en los eslabones más débiles de las cadenas del crimen. https://bit.ly/1TiKSYf
Según el reporte denominado: “Duro con el Débil, Débil con el Duro”, la policía no actúa en el vacío; más bien, sus acciones son un reflejo de cómo funciona el sistema político, la postura de sus dirigentes, y el tipo de sociedad: sus valores y creencias, así como la influencia de los jugadores legales e ilegales en cómo se lleva a cabo la justicia. Esto no hace a las instituciones policiales libres de responsabilidad, pero sí ayuda a entender como la sociedad entera tiene una influencia en su comportamiento y resultados.
Es decir, todos somos responsables, en parte, de la policía que tenemos. Pero, en México, ¿tenemos la policía que merecemos?, seguramente no.
*Analista en temas de Seguridad, Educación y Justicia simon@inprincipioeratverbum.com.mx @simonvargasa facebook.com/simonvargasa Linkedin: simón-vargas-aguilar www.inprincipioeratverbum.com.mx *Si deseas recibir mis columnas en tu correo electrónico, te puedes suscribir a mi lista en el siguiente vínculo: https://eepurl.com/Ufj3n