Cumbre Iberoamericana: ‘fingir que somos felices’

24 de Abril de 2024

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Cumbre Iberoamericana: ‘fingir que somos felices’

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Al canciller mexicano José Antonio Meade Kuribreña le toca fingir que somos felices. Es su tarea. Le corresponde la diplomacia y las relaciones internacionales de México. La política exterior es responsabilidad del Ejecutivo y la atiende del Senado de la República; pero la opera él.

Así, el Secretario de Relaciones Exteriores comenzó un muy desbordante periplo mediático desde la semana pasada. Para decirnos a todos los mexicanos que lo que vemos no es lo que vemos; que en lo que decimos y pensamos hay un cierto grado de malevolencia que hace que la verdad se transforme en mentira, y que lo que se dice de México fuera de México es algo así como que todo aquí está rechinando de limpio.

Y esto porque el 8 y 9 de diciembre se va a llevar a cabo la XXIV Cumbre Iberoamericana, en Veracruz, al que va a llegar la espuma política de la región, y en donde está uno de los gobernadores más ampliamente apapachados por el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto: Javier Duarte Ochoa, un gobernador de 41 años que está haciendo hasta lo imposible y gastando a carretadas lo que no es de él, para ser candidato priista a la presidencia de la Republica, aunque antes podría ser secretario de Estado pues concluye su mandato estatal en 2016.

El tema central de la Cumbre de Veracruz será el de la atención a los jóvenes, y sus tres puntos torales serán Educación, Innovación y Cultura. Todo bien hasta ahí.

Dice el Canciller que lo que se ve desde afuera es a una “nación comprometida en resolver de manera transparente y eficaz la investigación de Ayotzinapa, así como una nación que hace reformas para erradicar la impunidad y mejorar la procuración de justicia” y agrega: “Yo creo que lo que está viendo el mundo en México es un país que, de frente a los retos que enfrenta, está planteando también hacer las adecuaciones necesarias para encontrar las mejores vías también de crecimiento y de desarrollo…”

Y pide: “… que en el extranjero se opine sobre las cosas buenas que está haciendo México y que se opine sobre los retos que México enfrenta…” Sí. Pero no.

En el extranjero hay preocupación por México, lo que demuestra que sí, que hay un cierto afecto y apego al país de puertas abiertas cuando es necesario. Los mexicanos estamos en el buen ánimo del mundo y, por lo mismo, las recientes tragedias ocurridas aquí los han preocupado.

Es el caso del Parlamento Europeo que en reiteradas ocasiones ha manifestado su inquietud por el estado de violencia criminal que vive México y la debilidad del gobierno mexicano para encontrar soluciones ciertas y democráticas.

Hace unos días el saliente y muy popular presidente de Uruguay, José Alberto Mujica Cordano, dijo que México estaba en plan de ser un Estado fallido y que la corrupción y que la impunidad y que todo eso que hizo rechinar los dientes del gobierno mexicano el cual mostró su sorpresa e invocó que el presidente que ya había dado el palo que ni Dios quita, cambiara sus palabras…

El gobierno de Chile no dijo mucho, pero dudó en lo ocurrido con Laurence Maxwell Ilabaca, quien fue detenido y luego soltado por la presunción de haber participado en los hechos violentos del 20 de noviembre en el DF. El 3 de diciembre salió del país de regreso al suyo. ¿Un 33 discreto?

Otros países en América Latina ven con atención lo que ocurre aquí y en cuanto haya el menor roce nos sacarán los trapitos al sol, como es el caso de Venezuela o Ecuador o Bolivia.

La ONU ha expresado ya su preocupación no sólo por el tema de los desaparecidos de Ayotzinapa, también por el tema de la violación a los derechos humanos. En España preguntan por lo jóvenes desaparecidos y miran con atención el movimiento social de México.

Así que si bien los gobiernos de muchos países son prudentes en el trato, por aquello del factor “Mujica”, los ciudadanos de otros países están más en tono crítico que en tono complaciente.

Lo que se ve allá es la violencia, la inseguridad, la injusticia, el desajuste entre gobierno y gobernados y la creciente indignación que se expresa en las calles y en las casas.

Aparte está la actitud estadounidense. Ellos saben que gran parte del problema mexicano está en el consumo interminable de estupefacientes entre su población, y los exige. Y hace que su gobierno haga la vista gorda en tanto cada uno represente un tax payer y un votante, contante y sonante. Así que su gobierno traslada sus soluciones a territorio externo. En nuestro caso sabemos que mucho de estrategias de investigación, de persecución y de acción provienen de la DEA estadounidense con la complacencia del gobierno mexicano.

Por eso no sorprende que el miércoles 26 de noviembre anunciaran que Senadores demócratas como republicanos, urgieron al secretario de estado, John Kerry, a respaldar las labores de investigación policial y forense de las autoridades mexicanas para esclarecer el paradero de los 43 normalistas de Ayotzinapa. Esto es, lo mismo que Mújica, pero al revés, y en esta ocasión el gobierno mexicano no “se mostrará sorprendido”.

Intentar decirle a la comunidad internacional que lo que está viendo no es lo que ocurre aquí es inútil.

A los gobiernos les informan sus embajadores, sus empresarios, sus visitantes, los corresponsales de prensa. Y no van a cambiar sus puntos de vista. Lo único que hará cambiar lo feo que se ve a México y lo mal que se piensa del gobierno mexicano afuera es que acá cambien las cosas, para bien de todos.