El cultivo del agave azul daña a los murciélagos, pero se pueden salvar

Desde hace varias décadas, el cultivo de Agave tequilana Weber variedad azul (o simplemente agave azul) para la producción de tequila en las regiones de México donde se tiene la denominación de origen, se ha basado en una técnica intensiva de reproducción asexual que ha sido perjudicial para la diversidad genética del agave y para las poblaciones de murciélagos que dependen de las flores de esas plantas. Pero, según demuestra una investigación, es posible remediar y hasta revertir el daño.

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Un punto central de la técnica que se utiliza en la mayor parte de los cultivos de agave azul es impedir que las plantas florezcan, pues de lo contrario, todo el azúcar irá al néctar de las flores y la planta ya no será útil para producir tequila. La reproducción se basa entonces en sembrar brotes clonales de un pequeño grupo de plantas, lo cual es equivalente a replicar una y otra vez la misma planta.

“Sin flores de las plantas de agave, los murciélagos polinizadores pierden una fuente crucial de alimento”, señala una investigación encabezada por Irene Zapata-Morán, del Departamento de Economía de la Universidad de Wyoming.

La reproducción sexual del agave se lleva a cabo sobre todo por los murciélagos del género Leptonycteris, conocidos como murciélagos magueyeros, pero también intervienen especies como Choeronycteris mexicana, Glossophaga sp. y Anoura sp., que son también importantes polinizadores de plantas de agave.

Daños colaterales

“Como era de esperar, esta técnica intensiva de reproducción ha sido perjudicial para la diversidad genética” de las plantas de agave azul, señala el equipo de investigación en que también participa personal de la Universidad de Gotemburgo, en Suecia; así como la Iberoamericana y el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) en México.

El reporte de la investigación, publicado este fin de semana en la revista Environmental Research Communications, señala que los bajos niveles de diversidad genética “han aumentado la exposición del agave a plagas y enfermedades”, lo cual es cada vez más riesgoso debido al cambio climático, y “han limitado las posibilidades de selección artificial de características beneficiosas que puedan mejorar la producción”.

Cultivos y consumo “bat friendly”

La investigación intentó averiguar qué tan dispuestos están los productores de agave (que no necesariamente son los mismos que los de tequila, pues estos suelen comprar la producción a los primeros) a dejar florecer algunas de sus plantas a cambio de algunos beneficios monetarios y no monetarios.

En promedio, los agricultores dijeron que podrían considerar permitir que florecieran unas 93 plantas, de las aproximadamente tres mil que crecen por hectárea, para “aumentos de rendimiento futuros no especificados”; esta cantidad sube a 129 plantas a cambio de un subsidio del 20% en relación con el costo de inversión, y a 180 plantas si el subsidio fuera del 50% del coste de inversión.

Según el Bat Friendly Program, en el que participan investigadores de la UNAM, 150 plantas por hectárea son suficientes para garantizar la biodiversidad y el alimento de los murciélagos.

“Además, la industria podría sumar esfuerzos a los grupos que intentan proteger a los murciélagos magueyeros. Si los consumidores de tequila están dispuestos a pagar una prima por un tequila amigable con los murciélagos, estos fondos adicionales podrían financiar, al menos parcialmente, la implementación de un programa de conservación dirigido a los productores de agave”.

Irene Zapata-Morán et al 2024 Environ. Res. Commun. 6 011002

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