Rumbo al final de Free Guy (USA, 2021), nuestro héroe —Guy (Ryan Reynolds)— se encuentra en apuros luchando contra una copia supermusculosa de sí mismo. Todo parece estar perdido pero de repente, Guy saca un escudo de Capitán América, luego un sable láser de Star Wars, y al final su puño se pone verde, como el de Hulk.
Probablemente sea el mejor momento de la película. No es sino un despliegue de poder por parte de Disney, quien recientemente compró a FOX, la empresa responsable de esta cinta. Y como ahora todo queda en familia, los abogados no tienen problema en que esas referencias hacia otras franquicias sucedan en esta cinta.
Es divertido, si, pero también incómodo. Porque la broma no hace sino recalcar aún más la artificialidad del asunto. La película no solo parece hecha por un algoritmo, sino que además este algoritmo se encarga de recordarte todos los productos que componen al gran conglomerado Disney.
Free Guy es una mezcla entre Wreck-it Ralph (2012), The Lego Movie (2014) y Ready Player One (2018). Guy (Reynolds), es un personaje “no jugable” en un videojuego llamado Free City, que no es sino una especie de Grand Theft Auto: juegos de mundos libres donde se puede hacer lo que sea, como por ejemplo, robar bancos, asaltar personas, etc.
La cosa es que Guy no sabe que está en un videojuego, todos los días se levanta y hace lo mismo: ponerse una camisa azul con un pantalón caqui, trabajar como cajero en un banco, regresar a casa y empezar de nuevo.
Las cosas cambian cuando Guy conoce a una jugadora que se hace llamar Molotov Girl (Jodie Comer). Es entonces cuando nuestro héroe adquiere pensamiento independiente y antes de que puedan gritar The Truman Show (1988) se da cuenta que está en un videojuego y comienza a romper las reglas.
Los efectos digitales son demasiado obvios, una decisión que supongo es consciente para hacer aún más evidente el hecho de que estamos en una realidad virtual. La acción es genérica y los mejores chistes dependen de cameos: Chaning Tatum, Chris Evans, las voces de Hugh Jackman y John Krasinski, así como la presencia de algunas celebridades de Twich y Youtube que, por supuesto, no conozco ni me interesa conocer.
En estos tiempos de pandemia, al cine ya no se le exige demasiado: si la película nos mantiene entretenidos, fuera de casa, y sin contagiarnos, habrá cumplido su cometido. En ese sentido, Free Guy cumple al menos con las dos primeras. Se trata de un producto que presume de originalidad, pero cuyo algoritmo no puede ocultar sus múltiples y obvias referencias.
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