La Búsqueda, política y espectáculo

23 de Abril de 2024

Alejandro Alemán
Alejandro Alemán

La Búsqueda, política y espectáculo

alejandro aleman

Lo primero que llama poderosamente la atención en Historia de un Crimen: La Búsqueda (dos temporadas previas disponibles en Netflix: una sobre el asesinato de Colosio, y otra más sobre el famoso caso Colmenares en Colombia) es el tono de sátira que roza por momentos en la franca comedia.

La decisión es osada, pero a todas luces correcta, y es que el caso de la niña Paulette, declarada como extraviada un 22 de marzo de 2010 para ser encontrada nueve días después, supuestamente atrapada entre el colchón y la base de su cama, debe ser uno de los casos más absurdos y mal manejados de la justicia mexicana desde el también infame episodio de La Paca (aquella vez que un subprocurador usó los servicios de una vidente para encontrar a un asesino) en 1996.

Al centro del relato está el entonces procurador del estado de México, Alberto Bazbaz (estupendo Darío Yazbek), quién es descrito como un funcionario de buenas intenciones pero absolutamente incapaz para llevar el caso. La caricatura que los guionistas Fabián Archondo, Silvia Jiménez y Santiago Limón hacen del personaje es inclemente: torpe para vestir, malo para hablar, ninguneado por propios y extraños, Bazbaz es el encargado de la investigación y, como todos los involucrados en la misma, ve la forma de sacar beneficio.

Es el caso del subprocurador Castillo (Adrián Ladrón), quien de inmediato se da cuenta de que los padres de Paulette cuentan con poderosos lazos políticos de los cuales se puede sacar raja. Lo mismo con la mejor amiga de la madre de Paulette, Amanda (extraordinaria Diana Bovio), quien ve en la tragedia una vía para hacerse de la fama que nunca obtuvo como actriz, y claro, los periodistas, como es el caso de Carolina Tello (Regina Blandón interpretando a un personaje basado en Lilly Téllez), quien ve en esto la oportunidad para salir del periodismo de espectáculos y entrar a las “notas serias”.

La bronca es que no hay nada serio en la investigación de este caso, pues el absurdo lo inunda todo: desde el “romance” entre Castillo y Amanda, pasando por el escandaloso y deficiente “periodismo” de Carolina o la torpeza infinita del propio Bazbaz, que es la burla de todos, particularmente del secretario de gobierno del estado de México, Luis Enrique Miranda (Guillermo Villegas robándose todas las escenas donde aparece), quien lo zapea un día sí y otro, también.

La conclusión de esta bien armada caricatura —dirigida a seis manos por Santiago Limón, Catalina Aguilar Mastretta y Katina Medina Mora—

termina más trágica de lo esperado: con la certeza de que la política y el espectáculo son exactamente lo mismo.