Thor: Love And Thunder, nada nuevo bajo el sol

18 de Abril de 2024

Alejandro Alemán
Alejandro Alemán

Thor: Love And Thunder, nada nuevo bajo el sol

alejandro aleman

A estas alturas, pedirle algo de buen cine a Marvel es ya una necedad. Es por eso que la única medida con la que se puede evaluar una película del MCU es el humor. Así, Love And Thunder (Estados Unidos, 2022) —segundo largometraje de Taika Waititi en el MCU, cuarto de Thor (Chris Hemsworth) como protagónico— cumple, aunque no con la misma contundencia que su predecesora, Thor: Ragnarok (Waititi, 2017).

Las diferencias entre una y otra cinta inician desde el soundtrack, mientras que Ragnarok hace homenaje a Led Zeppelin, Love And Thunder ataca con una sobredosis de Guns N’ Roses, cual pub trasnochado de la Condesa.

En Ragnarok no había espacio para la solemnidad, en cambio Love And Thunder inicia con lo que debe ser la secuencia más seria y dramática en 14 años de películas Marvel. Un personaje llamado Gorr (Christian Bale dando cátedra) va por el desierto con su pequeña hija. Desesperado, pide a los dioses que no la dejen morir de sed e inanición, pero sus plegarias no son escuchadas. En el delirio causado por las altas temperaturas, Gorr se ve frente a sus dioses y se percata cuán displicentes pueden ser. Furioso, promete matar a todos ellos mediante una espada mágica matadioses que convenientemente estaba por ahí.

Mientras eso ocurre, Thor sigue deprimido. Tiene aventuras con los Guardianes de la Galaxia, pero su cabeza está en otro lado, en el recuerdo de su exnovia, Jane Foster (Natalie Portman). Gracias al dios del guion, Thor y Foster se reunirán, no sin una buena dosis de fanservice: Foster ahora carga con el famoso Mjolnir.

Total que ambos, junto con el simpático Korg (el mismo Taika Waititi) y Valkyrie (desperdiciada Teesa Thompson) irán tras Christian Bale quien, nomás por no dejar, ha secuestrado a varios niños asgardianos.

Taika Waititi debe ser de los pocos directores del MCU (si no el único) que no ha tenido que renunciar a sus pulsiones autorales para complacer al patrón, pero en esta ocasión todo se siente forzado. Si bien las digresiones cómicas siguen ahí (el gag de las cabras, el rolling gag de Matt Damon, los chistes fálicos sobre el Mjolnir, Thor encuerado, etc), ahora todo va rodeado de altas dosis de solemnidad y otro tanto de cursilería (ese final que parece La Guerra de los Niños, 1980).

Pero este exceso de sentimentalismo no parece imposición del estudio, sino idea del propio director, un remanente de la irregular, pero también cursi Jojo Rabbit (Waititi, 2019).

Love And Thunder carece del humor desatado y delirante que hizo de Ragnarok una de las mejores cintas del MCU. Se queda en buen palomazo de fin de semana y avance (uno más) de lo que vendrá en próximas cintas. Nihil novum sub sole.

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