Estado Islámico atomizará su lucha

25 de Abril de 2024

Estado Islámico atomizará su lucha

Members of the Iraqi forces celebrate in the Old City of Mosul on July 10, 2017 after the government’s announcement of the “liberation” of the embattled city from Islamic State (IS) group fighters. Iraqi Prime Minister Haider al-Abadi’s office said he was in “liberated” Mosul to congratulate “the heroic fighters and the Iraqi people on the achievement of the major victory. / AFP PHOTO / FADEL SENNA

/

FADEL SENNA/AFP

La recuperación de poblaciones en manos del EI aún no termina, habría que liberarlas del posible arraigo que el grupo terrorista hubiera logrado

franciscopazos@ejecentral.com.mx

No todas las ciudades que han sido liberadas del Estado Islámico en Irak y Siria han encontrado la paz. La pulverización de las estructuras estatales y el arraigo que el grupo logró en algunos sectores de las poblaciones ubicadas en 16 ciudades que han sido liberadas, abrieron la puerta para la ejecución de mil 468 ataques y operaciones terroristas.

El frente en el que se peleará la última batalla en contra del Estado Islámico se localiza a poco más de 460 kilómetros de los bordes de la recién liberada Mosul, la segunda ciudad más grande e importante de Irak, y el último bastión iraquí que mantenían los combatientes de Abu Bakr al-Baghdadi, el califa aparentemente declarado muerto por el Obserevatorio Sirio de Derechos Humanos.

A pesar del desmoronamiento del grupo yihadista en Irak, el terror y la violencia están todavía lejos de terminar. Incluso si la capital del autonombrado califato, Raqqa, asentada en territorio sirio, cayera ante el avance de las fuerzas terrestres y de los bombardeos de la coalición internacional que Estados Unidos lidera, existen condiciones sociales que permitirían al Estado Islámico perpetuar su influencia en la región a través de su mejor carta: la violencia.

Al menos ese es el análisis que dos investigadores del Centro de Combate al Terrorismo (CCT), con sede en la academia de élite militar en West Point, hicieron sobre el futuro de la lucha en Irak y Siria, ante lo que ya era considerada como una inminente recuperación de Mosul, formalizada apenas el 10 de julio pasado, y el desmoronamiento del territorio que poseía el grupo terrorista de cara al futuro de la región.

La proyección militar y social, advierte que la lucha podría virar hacia una guerra de guerrillas, sin frentes fijos o claros, con escenarios en los que los ataques contra las fuerzas militares y la población civil podrían ser más cruentos, principalmente dentro de las regiones que ya fueron liberadas, advierte el documento La lucha continúa: los esfuerzos militares del Estado Islámico en las ciudades liberadas.

El análisis de la actividad bélica que integrantes del Estado Islámico realizó durante los días posteriores en los que fueron recuperados los territorios, mostró que la falta de cohesión “estatal” alentó la ejecución de cientos de ataques aislados que propiciarían una nueva estrategia militar, la cual podría limitar los esfuerzos por desarrollar planes gubernamentales de seguridad, reconstrucción y gobernabilidad en los meses posteriores a la derrota definitiva del Estado Islámico.

Retorno a la guerrilla

Para su análisis, los investigadores Daniel Milton y Muhammad al-`Ubaydi consideraron en los reportes lo que el Estado Islámico hacía mediante sus propios medios de difusión sobre los ataques que cometieron en 11 ciudades de Irak y en cinco de Siria, a partir del día en que la urbe fue recuperada y hasta finales de abril de este año.

El volumen de las operaciones militares en estas ciudades demuestra la idea de que el Estado Islámico, alguna vez relegado en Irak a una guerra de guerrillas entre 2003 y 2011, podría volver a esta forma de supervivencia”, no sólo en Irak, sino también en Siria.

La región oeste del área urbana de Mosul, en la provincia de Nínive, ha sido la más golpeada por la violencia no articulada del Estado Islámico, días después de haber sido recuperada, el 24 de enero de este año.

En esta región de Irak, los militantes del grupo yihadista han parrticipado en 417 ataques, cuyo saldó dejó al menos 52 personas muertas con un promedio mensual de 130.3 eventos.

En un estado similar de violencia fue ubicada la ciudad de Baiji, en la que 429 habitantes fueron víctimas mortales en alguno de las 387 embestidas cometidas en un promedio mensual de 20.8 eventos, durante al menos 557 días que siguieron después de su liberación, ocurrida el 21 de octubre de 2015.

La concentración de los ataques en estas ciudades no sólo responde a que éstas permanecen relativamente cerca de la frontera del frente de combate, sino que ambas ciudades tienen un valor específico para los líderes del grupo yihadista. Mosul es la cuna del califato.

Fue el sitio en el que Abu Bakr al-Baghdadi fue visto por última vez en un acto público y en donde proclamó el califato.

Además, “es una ciudad con valor histórico, estratégico, financiero” y con un alto poder propagandístico entre los afines al grupo yihadista, lo que explicaría la tasa tan elevada de ataques.

Ciudades estratégicas

En el caso de Baiji, el análisis mostró que se trata de una urbe con valor simbólico, pero, principalmente económico, pues dentro del territorio de la provincia de Salahuddin se localiza la refinería de petróleo más importante de la región, la cual fue arrebatada al ejército iraquí en junio de 2014. Además de los factores estratégicos, como en el caso de Mosul y Baiji, otras de las poblaciones que han sido susceptibles a los ataques, luego de que fueron recuperadas, responden a dos factores que se repitieron en varios de los casos estudiados: su cercanía geográfica con el frente de batalla y el tiempo en el que permanecieron bajo el dominio del Estado Islámico.

En relación con la cercanía o lejanía geográfica de las fronteras físicas del Estado Islámico y, en consecuencia, del frente de combate, aquellas ciudades que permanecen más alejadas del centro de los enfrentamientos, reportaron menores índices de violencia.

Es el caso de Azaz y Jarabulus, ambas ubicadas en el territorio sirio, las cuales se localizan prácticamente en la línea fronteriza con Turquía. La postura es reforzada, apunta el documento, al analizar el estado de violencia que afecta a las ciudades iraquíes de Falluja y Ramadi, esta última ubicada 51.4 kilómetros más cerca de los límites del territorio dominado por el Estado Islámico.La diferencia entre ambas ciudades reside en el promedio mensual de ataques: en Falluja fue de 1.2, aunque en Ramadi, fue de 10.9.

Tenue paz

El segundo fenómeno está relacionado con el arraigo que el Estado Islámico hubiera logrado entre la población de las comunidades que permanecieron durante más tiempo bajo su dominio.

AFP

“El proceso de liberación podría ser más difícil debido a que el Estado Islámico fue capaz de usar su tiempo para ganarse a la población, matar a sus enemigos y prepararse para un ataque”, menciona el documento.

›Avanzar por el territorio que desde el verano de 2014 Estado Islámico ganó con violencia, a través de Irak y Siria, no será suficiente para devolver la paz a sus poblaciones. Además de recuperar los territorios ocupados, los planes para retomar la gobernabilidad en esas regiones deben considerar que muchas de ellas “fueron diezmadas durante la ocupación y por las tácticas militares utilizadas para liberarlas”, apunta el informe.

Mosul, en donde cerca de 900 mil personas fueron desplazadas por los ataques de la guerra, y Ramadi, en donde de acuerdo con la Organización de Naciones Unidas, durante la liberación de la ciudad se dañaron cinco mil 700 inmuebles, de los que 35% quedaron totalmente destruidos, son ejemplos de los retos de la “tenue paz” que se asoma en los territorios que fueron gobernados por el Estado Islámico.

El proceso de liberación podría ser más difícil debido a que el Estado Islámico fue capaz de usar su tiempo para ganar la población, matar a sus enemigos y prepararse para un ataque“.

35 por ciento

de cinco mil 700 inmuebles de Ramadi quedaron destruidos durante su recuperación.

Pierde el Estado Islámico uno de sus bastiones

Mosul fue la cuna del Estado Islámico y el sitio en el que Abu Bakr al-Baghdadi proclamó el califato en julio de 2014 desde la mezquita Al Nuri, destruida en junio pasado.

La batalla para que el estado iraquí recuperara la segunda ciudad más importante de su territorio se extendió durante casi nueve meses.

El 9 de julio pasado el primer ministro de Irak, Haider al-Abadi, declaró la liberación de la ciudad y la derrota del Estado Islámico.

Alrededor de 900 mil civiles fueron arrastrados por la guerra y tuvieron que abandonar sus hogares en Mosul.

El 11 de julio comenzó a difundirse entre medios propios del Estado Islámico que su líder había muerto en un sitio al este de Siria. El Pentágono no confirma aún la muerte.

Los combates continuaron en algunas zonas de Mosul en donde células de yihadistas defienden sus posiciones.

Los esfuerzos militares contra el Estado Islámico se enfocarán a la recuperación de Raqa, la capital del grupo terrorista.