Marisol Gasé: “¡Por eso sufrimos tanto!”

24 de Abril de 2024

Marisol Gasé: “¡Por eso sufrimos tanto!”

Tiene 21 años de matrimonio cultural con otras tres mujeres: Ana Francis Mor, Cecilia Sotres y Nora Huerta, con quienes formó la compañía de teatro cabaret Las Reinas Chulas

Hablando de mujeres y canciones ¿qué es lo que cantamos los mexicanos?

— La oda al sufrimiento, a las mujeres malas, que dejamos a los hombres o los hombres que nada más abusan de las mujeres. Ahí está esa canción que dice ‘Hablando de mujeres y traiciones’ que nos colocan a las mujeres en estos estereotipos de la mala o la abnegada. Siempre están estos dos estereotipos: la coscolina, la mujer objeto del deseo, la amargada, sufrida que tiene que llorar por las esquinas o la que quiere encontrar el amor porque si no, no existe como persona: ‘Yo no nací para amar, nadie nació para mí’. Y las cantamos desde que tenemos cinco años, y sí, hay que seguirlas cantando, pero saber qué cantas.

Entonces, ¿nuestra educación emocional está basada en esas canciones?

— ¡Por supuesto! Ahora bien, que en mi generación hay otro ingrediente. Desde Timbiriche con ‘Si no es ahora, será mañana’, los que nacimos en los 70, y tenemos ahora más de 40 años, tuvimos una educación sentimental con Menudo, con Timbiriche, con esas canciones pop horrorosas, contando también a Juan Gabriel, José José: ‘Voy a poner cadenas en ti para que no te vayas’. Entonces, a las mujeres nos predeterminan mucho estas canciones. Cantamos las canciones de amor y lloramos porque así es el amor: doloroso y romántico, el amor Disney.

Con El Mariachi Trompas de Falopio ¿cuál fue el planteamiento?

— Hacer un espectáculo mexicano que reivindique las canciones. Sacamos las canciones de José Alfredo y nos pusimos a explicar qué cantamos los mexicanos. La trama es sencilla: son cuatro cantantes que después de 20 años deciden regresar a los escenarios. Una tuvo ocho hijos, a la otra la metieron al bote, otra es migrante porque no le alcanzaba para mantener a los hijos de sus maridos, la otra se enamora de una mujer en el aeropuerto y se va a Nicaragua.

¿En qué se inspiraron para armar a los personajes?

—Esta es una parodia de los hombres, pero también parodiamos sólo los nombres de los personajes para hacer algo muy divertido con ellos. Tenemos a Luchona Villa, que sería Lucha Villa (Ana Francis Mor) que tiene ocho hijos, ella empezó cantando ranchero y lavando los calzones del marido en escena. Después está Lencha Reyes, o sea Lucha Reyes (Cecilia Sotres), la lesbiana del grupo que se enamora de una activista y se va a vivir a Nicaragua, y Chillona Vargas, emulando a Chabela Vargas (Nora Huerta), que da clases de cómo llorar en los mejores momentos y por último la Mensiácuri, o sea La Tariácuri, que interpreto yo.

¿Qué canciones escogieron?

—Hicimos un popurrí a Juan Gabriel, por ejemplo, y el público se sabe todas las canciones para corear. Cantamos obviamente ‘México lindo y querido’… si muero lejos de ti. Hacemos una crítica a esas canciones, después de cantarlas con harto dolor. Hacemos el análisis misógino de cada canción y ¡claro, por eso sufrimos tanto! Esas canciones nos dicen que somos bien sufridas. Pero también está la otra parte en la que damos una clase de cómo es que las mujeres tenemos que llorar en los momentos exactos para pasar como víctimas y también chantajear y manipular.

¿Qué es lo más difícil para una actriz al momento de hablar de política?

—No perder de vista lo que quieres escribir. Las actrices cabareteras escribimos nuestros contenidos e ideas. Hacer un texto que sea llamativo y que tenga injerencia en la gente, porque tu siguiente personaje es el público, porque se rompe la cuarta pared. Ahí tienes que hacerte responsable de tu texto y de tus ideas. Hay que jugar con el público. El cabaret se hace en escena.

¿Hay un proceso para hacer este tipo de obras, cuál es el suyo?

— Desde hace 14 años tenemos la fortuna de tener un espacio como el Teatro Bar El Vicio. Tuvimos la gracia de compartir varias temporadas con Tito Vasconcelos y Jesusa Rodríguez que nos ayudaron a escribir cabaret en este sitio al que le dedicó por tanto tiempo Salvador Novo. ¿Cómo lo logramos? Tenemos como base la presentación de los personajes. Generalmente, de las cuatro reinas chulas hay una que llega con la idea de lo que se tiene que hacer. Después de que hablamos de lo que queremos decir en las obras, si vamos a escribir canciones originales y cuál es el tema principal, tardamos como tres semanas. Depende si nos vemos todos los días o cada tercer día. Nos dejamos tareas: ‘para pasado mañana yo escribo tal cosa, tú escribes tal cosa y ¡vámonos!’ Nos lo vamos mandando, nos volvemos a ver, nos lo leemos, continuamos o nos regresamos.

Veintiún años es lo que duran ahora los matrimonios añejos…

— Nos encanta decir, siempre, que somos nuestra relación más larga. En estos 21 años nos hemos acompañado en las risas, en los duelos con nuestras madres y nuestros padres, nos hemos casado, nos hemos divorciado, nos hemos vuelto a casar y vuelto a divorciar. Las cuatro seguimos. Siempre nos reímos cuando una dice que ‘a la fregada, que ya se va’, le respondemos ‘no mijita, firmamos nuestra asociación civil por 99 años’. Apenas llevamos 21 y nos faltan 78. Es un matrimonio cultural, amistoso, cómplice. Nos conocimos en el Centro Universitario de Teatro de la UNAM. Con tantos años siendo amigas somos las personas que más nos conocemos entre nosotras.

¿Habría otra cosa a la que te hubiera gustado dedicarte?

— Como siempre decía que quería viajar por todo el mundo, tal vez hubiera estudiado Relaciones Internacionales, ¡idiomas! Me encantaría hablar francés, lo hablo poco, muy poco. Nunca es tarde, todavía puedo estudiar. Pero no me imagino, con esta carrera tan increíble y con todas las cosas que he hecho, ser más feliz que en otro lugar.

Pocos padres están preparados para que su hijo se dedique al teatro, en tu caso, ¿cómo reaccionaron los tuyos cuando les dijiste que te dedicarías a esto?

— A mi papá le dio el telele cuando le dije que quería estudiar teatro. Desde el cigoto nos metió la idea de que teníamos que estudiar en la UNAM. Él no pudo estudiar y siempre se quedó con la idea de que sus dos hijas tenían que estudiar, lo que fuera, en la UNAM. En la Prepa 6 conocí el teatro y decidí cambiar mi rumbo. Yo quería estudiar fotografía, pero el día que me inscribiría, me interceptó un amigo, el periodista Eduardo Limón, para que me inscribiera a teatro y ¡chin!, la vida me llevó por este camino divino. Siempre le pregunto a él qué hubiera pasado si no me lo hubiera pedido.

el dato. Las Reinas Chulas tienen más de 70 obras de teatro cabaret presentadas en El Vicio, sitio creado ex profeso por el escritor Salvador Novo.