La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) terminó su último día de sesiones con pocas resoluciones claras. Más allá de emitir una declaración de cien puntos que no incluye compromisos serios, y con el nombramiento de San Vicente y las Granadinas como sede de la presidencia, en la cumbre no se observó unanimidad para condenar la represión a las protestas en Perú, donde más de 50 personas han muerto a manos del gobierno.
A lo largo de sus dos días de duración, la mayoría de las participaciones de sus integrantes constaron de reflexiones y advertencias por las amenazas a la democracia que se viven en la región, tales como el intento de golpe de estado en Brasil y la tentativa de asesinato de la vicepresidenta de Argentina, asi como llamados a respetar los derechos humanos. No se discutieron estrategias para garantizar el estado de derecho, y aunque se trataron acuerdos en temas como medioambiente, multilateralismo y gobernabilidad, ninguno de los representantes se fue con objetivos definidos.
En su “Declaración de Buenos Aires” firmada este miércoles, los estados miembros señalaron la actual crisis climática como “un problema de urgencia global”; estuvieron de acuerdo en “la necesidad de avanzar en la seguridad alimentaria” y “garantizar la región como una zona de paz”.
Pero los desacuerdos también fueron parte de la agenda. Luis Lacalle Pou, presidente de Uruguay, señaló que “hay países acá que no respetan ni la democracia, ni las instituciones, ni los derechos humanos. No puede haber aquí un club de amigos ideológicos”, en referencia a los señalamientos de otros países del intento de golpe de estado en Brasil. Lacalle también hizo mención a las diferencias con Argentina y Brasil en el Mercado Común del Sur (Mercosur), y sugirió una zona de libre comercio; una propuesta que no tuvo eco.
Dato. El acuerdo de más de 100 puntos incluye una alerta climática y firmas para profundizar la cooperación entre los miembros.
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