Queridos amigos lectores, muy probablemente saben que desde el pasado 21 de octubre, fui designada por la Fiscal General de Justicia de la Ciudad de México como Coordinadora General de Investigación de los delitos de Género y Atención a Víctimas.
Además de ser un alto honor y enorme responsabilidad, servir a mí segunda casa, la Ciudad de México, ya que soy queretana de hueso colorado, los temas bajo mí responsabilidad tienen que ver con todas las causas y efectos de la alerta de Género que la Ciudad de México implementó el 25 de noviembre de 2019.
A casi un año de la alerta, podemos decir que se ha avanzado en la cimentación de un cambio social y cultural de largo aliento, las causas son multifactoriales y algunas milenarias, por ejemplo el machismo, la falta de igualdad entre hombres y mujeres en todos los aspectos, educativo, laboral, etc. Los efectos deben estar enfocados a tener mujeres empoderadas, con condiciones de igualdad para desarrollar todas sus capacidades y tener acceso a una vida libre de violencia, lo cual tiene implícito derechos y mejores condiciones para desarrollarse.
La función de la Coordinación a mi cargo implica explorar todas las medidas para proteger a las mujeres y garantizar el acceso a la justicia y a una vida libre de violencia, para lo cual investigamos delitos como los de violencia familiar, sexuales, trata de personas, feminicidios, búsqueda de personas desaparecidas, justicia para adolescentes, delitos en agravio de niñas, niños y adolescentes, los cometidos en agravio de grupos especiales y minoritarios, además damos atención a víctimas.
La Alerta de Género es un mecanismo a través del cual se coloca la lupa en los sesgos y desequilibrios sociales e institucionales, que sirven para implementar herramientas de medición, acción, reacción y resultados.
En el caso del derecho a las mujeres a una vida libre de violencia, se han implementado una serie de medias que simplemente no existían, por ejemplo en el caso de los temas de impacto con la procuración e impartición de justicia, se ha logrado obtener ordenes de aprehensión y sentencias por delitos de feminicidio y tentativa de feminicidio que antes del 2018 no había.
La protección que se presenta con gran éxito en el caso de los delitos Contra la Intimidad Sexual (Ley Olimpia) es ejemplar, no podemos echar las campanas al vuelo, en mi experiencia los cambios culturales son a largo plazo y los procesos penales no son la excepción. Sin embargo, tener una adecuada y real clasificación de los delitos, habla de cara a la sociedad de personas que queremos empezar a cambiar las instituciones.
De igual forma ocurre con la implementación de tres Centros de Justicia para las Mujeres, que permiten tener todos los servicios necesarios, para atender a las mujeres en un solo lugar.
La Alerta de Género expone a todas luces las diferencias entre las condiciones de vida entre hombres y mujeres que cohabitan en un mismo lugar, los sesgos y brechas que diferencian esas situaciones, por lo tanto a partir de una serie de medidas, se busca emparejar el piso para todos, esto permite deforma y fondo cambiar, en el caso de la Ciudad de México, se creo la Secretaría de Mujeres, además de la implementación de una serie de programas, que permiten que las mujeres tengan acceso a salud, educación, cultura y acceso a la justicia libres de violencia y no discriminación; a un año, se han implementado protocolos con perspectiva de género que no había, una golondrina no hace verano, pero el incremento en las denuncias, generan dos datos muy valiosos, el primero es el empoderamiento de las mujeres que acuden a denunciar las violencias, lo que no necesariamente implica que se haya incrementado el número de delitos, sino la disminución de la cifra negra que siempre se reporta en las estadísticas y lo segundo es que se tiene una atención integral con perspectiva de género lo que incrementa los niveles de confianza en las autoridades de la ciudad.