Para bien y para mal, México es una Nación como la que no hay otra en el mundo. Este país se ha construido en cimientos regionales y culturales basados en la diversidad y eventos históricos, que demuestran que cuando no estamos unidos, perdemos invariablemente. En algún momento se perdió territorio, en otros liderazgo regional, etc.
Somos un país único. Nuestro territorio casualmente tiene forma del cuerno de la abundancia, lo cual, no hace más que reflejar que es basto, en todo (tierra, mar y aire) ganadería, agricultura, minerales, pesca, lugares mágicos, playas espectaculares, cultura en todas las expresiones, desde épocas prehispánicas y hasta hoy en día.
En otras entregas he referido que la Nación en términos de Seguridad Nacional somos todos “Población, Gobierno y Territorio”. La población de México se distingue por ser cálida, solidaria, afable, pícara; pero con una pandemia como la que estamos viviendo, también se evidencian características poco presumibles y plausibles, como lo que referí en la entrega anterior: se agrede a médicos y enfermeras, se han realizado saqueos, hay personas que demuestran su egoísmo e irresponsabilidad, haciendo compras de pánico o no usando el cubre bocas en lugares públicos, y en esta semana, se expresó el cinismo de algunos cuantos, que se encargan de dilapidar lo bueno de esta gran Nación.
Con tristeza, tuvimos cuenta en las redes del cinismo con el que en varias regiones del país los narcotraficantes o sus familiares otorgaban despensas “a los más necesitados”. Perdón, pero justo eso es lo que se debe de evitar, confundir a la población entre quién debe hacer qué y la razón de que eso no le corresponde a los grupos de la delincuencia organizada. De entrada, es por el origen de los recursos que financian esa supuesta ayuda. Y de salida, como lo dijo un sabio filósofo político inglés, ante un vacío de poder, habrá quien lo llene, sea otro político o un delincuente, aquí fue la delincuencia organizada quien demuestra tener recursos, logística y mercadeo impunemente.
De forma, es una burla a las instituciones de gobierno y a las personas que creemos aún en ellas, y de fondo, se demuestra la incongruencia institucional, esta aflora por todos los poros del fiscal General de la República, quien con las facultades constitucionales y la autonomía del Poder Ejecutivo tiene la obligación de investigar los delitos cometidos por los grupos de la delincuencia organizada, sus recursos, etc.
Quizá aún no está en condiciones de hacerlo, pues sigue sin concretar el diseño institucional, no se ve que haya de terminado de priorizar las necesidades ni la inversión o no de mantener los sistemas donados por iniciativa Mérida, y por si faltara algo, se le incendió la plaza, literalmente hubo un incendio en las instalaciones de las oficinas que se ubican en el corazón de la colonia Guerrero, en las que justo, la materia esencial, es investigar los ilícitos cometidos por la delincuencia organizada y cuyo recuento de daños en los sistemas y pérdida de evidencia aún no salen a la luz, ya que al parecer la culpa de todo la tendrá la Comisión Federal dé Electricidad.
Entonces, en definitiva de forma y fondo; como México no hay dos, ya que nuestra capacidad de asombro es inagotable y el número de coincidencias y casualidades infinitas.