En esta primer semana oficial de pandemia en México, del Covid-19 con dos pérdidas humanas, cientos de casos positivos y otros tantos en sospecha por confirmar. El Presidente Andrés Manuel López Obrador, en uno de los ejercicios de comunicación matutina, refirió que el Ejército Mexicano tendrá la responsabilidad junto con el Consejo de Salubridad General de atender la pandemia.
El mecanismo probado para la atención de catástrofes y que será ejecutado por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), el cual ha servido a México desde 1965 como el Plan de Auxilio a la Población Civil en Casos de Desastre, denominado Plan DN-III-E, instrumento operativo militar que establece los lineamientos generales a los organismos del Ejército y Fuerza Aérea Mexicana, para realizar actividades de auxilio a la población civil afectada por cualquier tipo de desastre.
Solo hay que hacer un apunte, el Plan DN-III-E está diseñado en un aspecto reactivo, lo cual genera desventaja respecto a la prevención.
La prevención está a nivel de la cancha administrativa, es decir, entre Secretarías de Estado del Poder Ejecutivo de los tres niveles de gobierno, Federal, Estatal y Municipal, que en una pandemia deben de ser coordinados por el Consejo de Seguridad Nacional.
La prevención ya pasó, y poco se pudo hacer basados en los protocolos de la influenza AH1N1, podemos decir, que los gobernadores y alcaldes soberanamente tomaron decisiones, muy diversas que denotan falta de coordinación e inexistencia de un protocolo previamente establecido.
Considero que la experiencia de más de 50 años del Plan DN-III-E será notoria, sin embargo, debemos de evitar que la Sedena sea quien cargue con la responsabilidad de todo, decía mi abuelo, el que que es mucho abarca, poco aprieta.
La Sedena al rescate del nuevo aeropuerto AICM en Santa Lucía, de la Seguridad del interior con sus policías militares a la Guardia Nacional, del Tren Maya, de la construcción de las sucursales del Banco del BIENESTAR y ahora del COVID19 con el Plan DN-III-E.
De forma y fondo, no se puede, ni se debe estirar tanto la cobija, por funcionalidad, no alcanza el mismo presupuesto, no da para todo y menos todo a través de pocos militares, si bien son varios miles, no son suficientes, cuya función original es la defensa nacional; alguien tiene el trauma del vendedor de cobijas, o de vajillas, de feria de pueblo o al menos así eran en el mío, decían “- póngale otro y otro más, por ser para usted, le pongo otro y como estoy de buenas, le pongo dos más” así la Sedena al rescate.