No ha sido decisión del pueblo mexicano arruinarse, empobrecerse ni barbarizarse...
No atraviesa este país de manera voluntaria la sinrazón como brújula; tampoco decidió sobre una seudodemocracia barroca, cenagosa y costosa en extremo, dominada por los partidos y en la que muy pocos creen.
México no se autoinfligió las crisis económicas recurrentes, ni el Fobaproa, la enorme deuda pública, ni el déficit, ni los recortes presupuestales, ni el estancamiento de la economía con desempleo y pobreza acumulada en la eternidad de tres décadas perdidas.
Tampoco dejó pasar este país la oportunidad y menos cuando nunca se le consulta, el poder haber tenido un buen modelo educativo, un sistema de procuración de justicia menos podrido, un sistema de impartición de justicia sin la plaga de las componendas y el torcimiento de la ley para favorecer a la clase privilegiada y con desaliño estudiado aplastar a la gente desvalida para saturar ergástulas insondables.
Este país no escogió le hayan impuesto unos vivales, como hoja de ruta y práctica endémica la más espantosa corrupción que afecta a toda la vida económica, social y legal, ni la política como vía y artilugio para enriquecerse hacer grandes negocios a través de imbricadas y tortuosas complicidades con los grandes empresarios en pasmo arrobado.
Mucho menos ha sido la población mexicana la que se autoflagela como en desmoralizante filosofía estoica o arrebato masoquista para haber abierto el territorio nacional al narcotráfico, a las mortandades y a la degradación de la vida en común por la violencia desbordada, proliferación de fosas comunes, desapariciones forzadas, secuestros, asesinatos, extorsiones, brutalidad y barbarie atizadas por el pésimo ejemplo de las castas empresariales y políticas que saquean sistemáticamente al país y que en esa grosera e imparable escalada de corrupción bicéfala, flagrante e impune siempre, son las que literalmente realizan cotidianamente la apología de los delitos de cuello blanco al amparo del poder político en simbiosis orgiástica con el poder económico.
A donde quiero llegar y perdón si esto aparece como contracrónica del laberinto de la cleptocracia que de manera incorrecta y sesgada se le endilga solo al lumpen proletario delincuencial cuando el país está dominado por auténticos guerrilleros de cuello blanco enquistados en los grandes bancos, las corporaciones, los monopolios nacionales y multinacionales, empresarios de alto nivel, funcionarios públicos y políticos enriquecidos que en grotesca farsa, engaño sistemático, autoelogios, baños hipócritas de pureza purulenta están causando enormes daños al país con sus prácticas delincuenciales, lenidad, incuria y rapacidad desaforada ejerciendo contra la población mexicana una violencia peor aunque más sofisticada.
En una dinámica ruin enmarcada en una geometría corrosiva cohabitan la fealdad dañina, cruel y espeluznante de los guerrilleros montaraces del crimen organizado perpetrando delitos con burdo primitivismo e irracionalidad, pero que su festín sangriento es reflejo y “conducta espejo” de los guerrilleros oligarcas, esa runfla de corruptos enriquecidos por la apropiación del patrimonio público, el saqueo de los recursos naturales, contratismo amañado, licitaciones a modo, asignación de obras públicas con sobreprecios salvajes, mal hechas, entregadas inconclusas o con vicios ocultos, colusión para el desvío de recursos públicos, el contrabando, la evasión, la elusión fiscal, rescates ruinosos para el país, privatizaciones pestíferas y asaz calamitosas para la población mexicana que asqueada no sale de su azoro ante esas trágicas satrapías acumuladas.-
Al decir esto no pretendo ninguna curiosidad cultural ecuménica como abstracción, solo una mirada no ideologizada pero realista en un ejercicio fugaz (espacio reducido) que nos avive como sociedad y nos despierte de una atrofia secular inducida...
Se molestarán algunos pero con las neuronas vacías de argumentos contra la verdad y la realidad monda y lironda no tendrán otra opción que admitir a regañadientes la propensión enfermiza de las élites al caos, a la anarquía y a la ingobernabilidad como revolucionarios perfumados que realizan un día sí y otro también, embestidas destructivas contra la economía nacional; como insurrectos de cuello blanco asestarle demoledoras explosiones al maltrecho y casi inexistente “estado de bienestar” y en su paroxístico primitivismo voraz dejar regueros de miseria, millones de pobres, hambrientos y niños desnutridos muriendo prematuramente...
Antes de continuar y para mejor comprensión del carácter guerrillero en el actuar cotidiano de las élites oligárquicas nos remitimos al “arte de la guerra” del filósofo Sun Tzu que define la “guerrilla” como una vertiente de la guerra para combatir sin ser visto, hostigando con destacamentos irregulares o infiltrados...realizando los guerrilleros acciones, ofensivas de desgaste, agotadoras y desmoralizantes para la población...u otro ejército.
Y que otra cosa hacen los “guerrilleros de cuello blanco” que no sea sabotear a México, robarlo, defraudarlo; acaparar encarecer, especular, secuestrar y debilitar las Instituciones nacionales para medrar con el tráfico de influencia, las prebendas, las canongías, el enriquecimiento ilícito y beneficiarse de un sistema tributario a su medida y sin controles evadir, sin regulaciones transferir a “paraísos fiscales” miles de millones de dólares dejando en ruinas al país amasando fortunas que alcanzan niveles de escándalo Internacional, implicando ello un socavamiento descarado de la paz social al sembrar la semilla ponzoñosa de las crisis socio-económica y ambiental.
Insurgentes de la derecha en compulsiva propensión a confrontarse con el colectivo nacional repitiendo sus tácticas de brutalidad, barbarie financiera y estremecedor salvajismo de un capitalismo rentista cuyos objetivos son trasvasar, expoliar y transferir la riqueza nacional a los cenagosos canales para el lavado del dinero malhabido y desde esos “bunkers” reciclar recursos para financiar el terrorismo de un capitalismo transgresor cuya única motivación es acumular parasitariamente más riqueza a toda costa y por cualquier medio usando como guía de navegación en la era del vicio, del cinismo y de la frivolidad, la museificación de la política...
Parafraseando tangencialmente a “Milenio”, los guerrilleros de la cleptocracia aristocrática mexicana aseveran que en sus aberrantes maniobras para delinquir no hay conflicto de interés...sino interés de que haya conflicto.
A reserva de complementar este símil de la delincuencia cupular que se autoproclama como depósito de la (in) moralidad y su real equivalencia copista e imitadora del lumpen criminal, procede destacar lo kafkiano de la oligarquía beneficiaria de su propia guerrilla corruptora, saqueadora sofisticada proponga ahora un programa anticorrupción cuando ningún “CEO” de los grandes corporativos pasa la prueba más elemental para expedirle ningún certificado de ética.
¿Se estarán ablandando por una sociedad en movimiento que harta exige en alta voz bajarle a la corrupción de arriba para así mismo amainar la violencia de los de abajo?
¡Eso lo veremos pronto, cuando salga la “Ley de Transparencia” sin mordiscos y se apruebe el “Sistema Nacional Anticorrupción!
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