El espejismo de la libertad en una era digital

24 de Abril de 2024

Simón Vargas
Simón Vargas

El espejismo de la libertad en una era digital

simon vargas

“La libertad es la voluntad de ser responsables con nosotros mismos.”
Friedrich Nietzsche

Probablemente, el concepto de libertad ha sido uno de los más abordados a lo largo de la historia, y de forma paradójica éste a su vez se encuentra atado casi ineludiblemente a la disertación sobre el destino; por ejemplo, la mayor parte de las tragedias griegas y la literatura centran entre sus puntos clave dicho tema, pero no sólo estas áreas sino que también la filosofía, las diversas religiones, corrientes psicológicas como el psicoanálisis y en tiempos últimos también la genética y la neurociencia.

El destino se opone a la libertad, pues supone la vida como un trayecto definido e inevitable, sin embargo, conforme ha pasado el tiempo el tan citado fatum ha empezado a convertirse en un personaje secundario y pareciera que la libertad se posiciona cada vez más como un elemento a nuestro alcance, ya que los cambios sociales, las ciencias, la economía, pero especialmente la tecnología han permitido que la globalización intensifique esta sensación de liberación; desafortunadamente, esto podría ser una quimera bien elaborada.

Y es que la digitalización que comenzó hace varios años se ha vuelto cada día más indispensable y por ende ha experimentado un aumento constante, es por ello que en una iniciativa para evaluar su crecimiento The Fletcher School y Mastercard llevaron a cabo el Índice de Evolución Digital 2020, basado en cuatro impulsores clave: 1) acceso a internet, 2) demanda de las tecnologías, 3) políticas gubernamentales y 4) inversiones, investigación y desarrollo de start-ups; éste análisis arrojó que casi la mitad de la población mundial se encuentra en línea, pero además que el aumento de la desinformación, la dependencia a grandes empresas tecnológicas, la disminución de la credibilidad en las instituciones y el aumento de los ciberataques han afectado severamente la confianza digital.

Por otro lado, aunado a los factores antes mencionados, la posible vigilancia a través de computadoras, celulares y casi cualquier dispositivo electrónico se ha transformado en una situación que requiere prioridad. Recientemente se ha hecho constante hincapié de lo poderoso del marketing digital y de los algoritmos, ¿podría ser que, cual clásico de Sófocles ahora nos encontremos bajo el designio de un oráculo constituido a base de microchips y lecturas de clics? Quizá a pesar de que consideremos que nuestras decisiones son además de individuales, lógicas y basadas en necesidades, en realidad es posible que estemos bajo la influencia de un control digital que tiene su principal triunfo en aparentar una libertad total.

Paradójicamente, además de que la tecnología nos ha convertido en dependientes, ya que pasamos una gran parte del tiempo de nuestro día a día con el celular en la mano o navegando en internet a través de computadoras o tablets, algunas empresas dedicadas a la creación de plataformas y apps han utilizado los datos de las personas registradas para la segmentación y el retargeting.

Además, con pesar hay que reconocer que ya no sólo se trata de la información que aceptas compartir, sino que en recientes fechas se ha mencionado que los dispositivos a través de los micrófonos instalados “escuchan” con la finalidad de mostrar anuncios relacionados con los temas hablados; lo cual incluso podría entenderse como espionaje tecnológico, pero además violan la intimidad de cada individuo, ¿podría ser que la gratuidad de acceso a aplicaciones se pague a través de nuestra propia intimidad y libertad?

Y no sólo se trata de lo que sucede con los dispositivos que se encuentran en casa o en el trabajo, la intromisión en nuestra vida ha estado presente durante años, Edward Joseph Snowden quien reveló los enormes niveles de vigilancia de las Agencias Central de Inteligencia y de Seguridad Nacional de E.E. U.U. nos dio una clara guía, y aún China continua llevando a cabo una red de videovigilancia con reconocimiento facial que hasta el 2018 de acuerdo al Foro Económico Mundial contaba con 170 millones de cámaras y que según estimaciones alcanzarían más de 600 millones el año pasado.

Hasta el momento nada es contundente, no sabemos si se tiene la capacidad tecnológica para procesar millones de terabytes de información vertidos hora con hora en la red o si realmente los dispositivos se encuentran escuchando las conversaciones; de lo que sí podemos estar seguros es que la libertad es un anhelo que en esta época se usa para impulsarnos a tomar decisiones, realizar compras e incluso en muchas ocasiones aceptar permisos que precisamente infringen nuestra privacidad y libertad de acción.

Si bien no podemos evitar el contacto con la era digital, sí debemos hacer todo lo posible para tener cuidado con la información que vertimos en la red, con lo que autorizamos y con el uso que le damos a la tecnología.

*Analista en temas de Seguridad, Justicia, Política y Educación.
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