“Las fortalezas están en nuestras diferencias, no en nuestras similitudes”. Stephen Covey
Es indiscutible que el año pasado nos mostró grandes retos: las desigualdades se hicieron más evidentes, la resiliencia tomo un espacio preponderante, la educación dio un giro de 180°, la manera de hacer campañas políticas se transformó y el mundo digital se hizo un espacio indispensable para empresas e instituciones.
Estos desafíos aunados a muchos otros, rápidamente se transformaron en aprendizajes que poco a poco han dado paso a nuevas formas de plantear las situaciones, lo que como sociedad nos instó a repensar la manera en la que nos habíamos desarrollado y nos enfrentó con una indiscutible realidad: sin cooperación las diferencias se ampliarán.
De acuerdo a datos de la Organización de las Naciones Unidas la situación de crisis que continuamos enfrentando puede convertirse en un impulso para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, sobre todo en los rubros de: salud y bienestar, educación de calidad, igualdad de género, trabajo decente y crecimiento económico, cambio climático y reducción de desigualdades, pero sobre todo en el ámbito de alianzas.
Y es que la colaboración en estos momentos se debe traducir en la creación de acuerdos, negociaciones que beneficien a los sectores más vulnerables y que generen el establecimiento de políticas públicas e instrumentos que ayuden a disminuir las brechas digitales y económicas.
La labor de cooperación no solo debe girar en torno a cuestiones que tengan que ver con el COVID-19 sino que la crisis presentó otros escenarios que deben ser abordados y recordó que la ayuda internacional puede debilitar el odio, la indiferencia y la apatía que ha comenzado a impregnar la sociedad.
En datos del Foro Económico Mundial muchas empresas se unieron para combatir el racismo sistémico, por ejemplo, la Law Firm Antiracism Alliance, reunió a más de 125 de los mayores bufetes de abogados de Estados Unidos. También, empresas líderes como IBM, JPMorgan, Chase, McKinsey, Accenture y la organización EY también formaron el Consejo de Empleos, que ampliará las oportunidades para los profesionales negros, latinos y asiáticos.
Por otro lado, el cambio climático se ha convertido en un tema de vital trascendencia por lo que, frente a la poca disminución de las emisiones de carbono y el aumento de la temperatura global, un grupo de empresas fabricantes de automóviles decidió de forma voluntaria implementar algunas normas de emisiones todavía más estrictas que las exigidas por los gobiernos federales.
Este tipo de acciones encaminadas a mostrar unidad y compromiso por parte del sector privado proveen a la población alrededor del mundo de esperanza, y nuestro país no está lejos de esta situación, ya que de acuerdo a información del Barómetro de Confianza de Edelman 2021: Un mundo en shock (México) instituciones como “mi empleador” (83%) y “las empresas” (73%) son percibidas como las más confiables por encima del nivel de confianza en las organizaciones no gubernamentales (69%), los medios de comunicación (57%) y el gobierno (44%).
Cabe mencionar que este análisis da cuenta del inicio de una tendencia de amplias expectativas, la cual no podrá ser sostenible si no existen sinergias y alianzas entre instituciones, gobiernos y sociedad civil, porque con el paso del tiempo se debe aprender de los errores, y trabajar de forma aislada siempre ha dado escasos frutos y pocos éxitos.
Nuestro país cuenta con un amplio desarrollo agropecuario por lo que una de las áreas en la que más debería apostar México debe ser la producción de sistemas alimentarios, ya que esto impulsará el crecimiento del sector y permitirá un mayor rendimiento sostenible, por lo que debe trabajar en concordancia con diversos países para un mayor desarrollo.
Ya no podemos creer que vivir como antes es una opción, tenemos que replantearnos las decisiones tomadas y trabajar con miras en un desarrollo humano alto pero que implique un bajo impacto sobre el planeta, pero, sobre todo, se requiere repensar la manera en la que nos relacionamos, cambiar las normas sociales y los sistemas de gobernanza para crear sociedades inclusivas y resilientes.